ENGAÑOSA PUBLICIDAD

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Si resulta que usted quiere ver una determinada película en la tele, ya sabe que ha de pagar un oneroso precio tragándose la publicidad, que, aunque no la escuche, sí que la oye. Y es que todo lo que resulta gratis sale muy caro. La tortura ya la tienen programada. Cinco minutos de película y siete de anuncios. Es una media proporcional que está medida… Como saben que cuando lo machacan, usted aprovecha para ir a mear, o a lo que sea, le suben el volumen de los anuncios, para que los siga sufriendo desde donde está (observe que los anuncios los emiten a mayor volumen que las películas), e incluso hay algunos que la música la ponen a nivel de estruendo.

Hay hasta canales que han descubierto el truco de inyectarle tres o cinco minutos cada rato, pero amontonarlos todos en una gran dosis, casi al final, poco antes del desenlace de la película. Es una práctica que limita con la psicopatía y el sadismo a partes iguales. Y eso que nosotros ya sabemos que todo lo que anuncian tiene un alto grado de mentira. Piénselo. Si ya en lo que se zampa usted del frigorífico, eso que compra emblistado en plástico hasta la náusea, que ya da igual que se adquiera en una ferretería, viene con ingredientes ocultos camuflados en el propio etiquetado, que son perjudiciales para su salud – el propio envasado plástico lo es - ¿cómo no lo van a engañar en lo que se zampa el subconsciente con los anuncios?.. Lo de la ética y las buenas prácticas es una declaración de buenas intenciones que se basa en el disimulo y en los talones al portador… Y en las comisiones a señores comisionados. Lo demás es ponerlo como bueno, bonito y barato. Y ya está…

El verdadero, el auténtico, el genuino amo de todo lo que se menea y nos mueve es la publicidad. Y lo que se paga en ella y por ella. Su precio se pone en índices de audiencia, no lo olvide. Cuando un canal presume de un alto índice de audiencia, y lo pregona en sus noticiarios, en realidad lo está poniendo en el mercado etiquetando su precio al mismo tiempo. No es que digan esto es lo que vale, pues normalmente no valen nada, lo que dicen es esto es lo que cuesta.

Es como la campaña electoral en la que estamos inmersos. Una bacanal de embustes, ocultaciones y falsificaciones, renuncias y medias verdades, fraudes e imposturas, insultos y descalificaciones, y mucha, muchísima demagogia, y la reina de la fiesta, lo que se ha dado en llamar fake news – falsas noticias – intoxicación a granel, desinformación… Se abre la veda en que se permite a la jauría política engañar a la gente que aún cree en lo que dicen los políticos y sus adláteres…

Esto es muy duro, acho macho, me dirá usted. Cierto. Algunos, muy pocos hay, que no son así. Alguna rara avis conozco en el corral, doy fé de ello. Pero, desgraciadamente, no es lo corriente. Si la publicidad de la tele chilla, la de los políticos berrea, y si la primera es una tortura, la de los segundos es un martirio. Los mítines ya los hacen para ellos solos y sus palmeros, pero luego te los cuelan en los informativos. Espacios Electorales, los llaman, y son legales, aunque nada tengan de morales. Así que algo pilla también el incauto que pueda cogerlo ante la pantalla…

Solo podemos estar atentos y vigilantes, conocer el paño, los pañales y a los pañeros. Y blindarnos. Reflexionar sin dejarse llevar por una falsa y errónea lealtad a las siglas. Las siglas se han convertido en muy oportunos disfraces de los que las secuestran. Y antes de echar la papela en la urna, rezarse una docena de padrenuestros y un par de avemarías…

El próx. Viernes, 08/03, a las 10,30 h., en radio T.Pacheco, FM 87.7: 7, UNA LECCIÓN DE HISTORIA.- que creo sería bueno reflexionar…