ESCALA DE VALORES

 

ESCALA DE VALORES

Desde luego, en esta región hacemos divisa del catetismo más cutre. Nos fijamos más en los cuentos de las  cuentas (abalorios), en el cohete y en el chocolate, y en el patrioterismo barato del costumbrismo, que en lo verdaderamente trascendente e importante. Solo hay que leer los periódicos y echar un vistazo a lo que “vende”, y a lo que capta el interés general. Es de un aldeanismo espantoso. Y de mucho pelo de dehesa. Pero es lo que hay, verdolay…

                Por ejemplo, nos trae al pairo que la emigración de nuestros jóvenes por falta de trabajo aquí le suponga a la región de Murcia un costo de 200 millones euros/año por la caída del Pib, aprox. Más que todo el presupuesto regional de Sanidad. Es un dato del Consejo de la Juventud de España, no mío… Incluso, mantiene ese mismo organismo, resta mucho a la futura sostenibilidad de las pensiones. Y esto, sin contar el acusado déficit que ha supuesto el costo de su formación para que luego rindan sus haberes profesionales en otros países…

                …Sin embargo, nos ponemos y empeñamos en que las acequias de la huerta sean declaradas Bic, porque queremos mantener un sistema de riego arcáico y caro por no molestarnos en actualizarlos para el ahorro del agua. Es la lucha por el mantenimiento de un viejo privilegio hoy insostenible. El TSJ ha dictaminado que las acequias no son Bienes de Interés Cultural. Aquí clamarán los de calzón, refajo y esparteña (solo festera, claro) que si la tradición y tal y cual, y se rasgarán las huertanías… Pero también era tradición cagar en la era y no se instituye como Bic tamaña gilipollez… Aunque, bien mirada nuestra escala de valores, aún me veo en las acostumbradas manifestaciones de patrioterismo de alcachofa a nuestro particular “caganer” de era y de palera, que no vamos a ser menos que los vecinos de arriba…

                Enfín, así somos y esto es lo que damos de sí. No nos extrañe en absoluto que los políticos de todo el espectro (de fantasma) murciano, desde los ayuntamientos a la comunidad, se escuden en estas apócrifas excusas para no enderezar más rumbo que el de sus particulares bolsillos, y no apechar con la obligación que asumieron tras el dictamen último de las urnas.

                Basta con que, llegadas las fiestas, cualquier fiesta de cualquier lugar, local, capital o regional, no falten cohetes ni morcillas, ni juerga ni mameo, o sea, la sacrosantísima tradición del lolaísmo… Que no se nos carguen un jolgorio porque los capamos, pero que nos burreen cuanto quieran en la gobernanza y que saquen y se llenen la panza. No importa que apenas si podamos pagar unos impuestos tan desproporcionados que parecen los del Chériff de Nóttingham. Nada… Todo sea por el refajo y las acequias de mi pueblo, amén Jesús…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ /// www.escriburgo.com