ESTA...ESTO...ESTE...ESTU...PIDEZ

 Irene Montero, ministra de Igualdad por la gracia de Iglesias, “el ex”, tuvo que clausurar recientemente un acto del colectivo LGTBI, y rizó el rizo rizoso… Ya no solo se hinchó a decir “todos y todas”, es que inauguró la era de los “todos, todas y todes”, y, en quince minutos de discurso, largó al menos diez veces la ilustrísima trinidad… Santificó la expresión para aquellas personas que no desean encuadrarse en el sexo masculino ni en el femenino tampoco, porque se encuentran muy cómodas en la indefinición del género neutro. Y como la praxis neocatecumenal de esta gente de lo políticamente correcto y del buen rollito del lorito, es casi que inquisición, pues eso: ahora son tres los niños, niñas y niñes: ellos, ellas y elles… Para no discriminar a nadie, ¿sabusté?..

Así que los españoles (salvo que aquel “españoles todos”… lo reserven para el neutro e incluyan españolos) si queremos defender las justas reivindicaciones de tanto colectivo en discriminación, ahora habremos de lanzar en oratorios públicos lo de vosotros, vosotras y vosotres, si no queremos cometer aberración… Y no me sean ustedes puñeteras, puñeteros y puñeteres, que donde comen dos, comen tres. Lo único que va a pasar es que los discursos de los políticos, políticas y polítiques de los izquierdopuristas estos, estas y estes, van a ser más largos que los de Fidel Castro, con tanta supina gilipollez…

Cuenta el columnista Álex Grijelmo, que se ve que los contó en la intervención de la sublime doña Irene de Cirene, que de tres triples, bajó a ocho dobles, se ve que por el cansancio, por olvido o por aburrimiento (porque la estupideces también aburren). O porque le resultó imposible mantener la tensión en todo el rollete. Pero el efecto positivo en las asociaciones de lesbianas, gays, bisexuales, intersexuales, heterosexuales y transexuales fue clamoroso, afirma este periodista… Y no lo dudo, faltaría más, menos y menas… ¿o aquí no toca lo de menas?.. Es que, miren, la verdad, a estas alturas tengo el género hecho un lío…

Pero, sin embargo, resulta muy curioso que el politicorreccionismo lo dejara colgado en la percha, cuando aludió a los “enemigos” de tales colectivos, a los malos de la película. Aquí ya solo nombró el género masculino, a secas… En los postreros párrafos de su – ya no sé si tendencioso – discursito, los capitalistas, los ricos, los poderosos, los prepotentes, los fascistas… ya no son “las”, ni son “les”, son todos “los”. Sin ningún paliativo. No es que también se le canse el duplo, tras agotársele el triple, es que todo lo negativo está en el género masculino… Esta gente, educada en el sibilismo, es muy buena en lo de plantar ideas subliminales en los cocos, cocas y coques, áridos y yermos, por supuesto. Es que les pasa igual que a sus gemelos del otro extremo, que también, también se las traen…

Y buena muestra de ello es el vergonzoso comportamiento de “la” Monasterio para con su competencia gemelar en la campaña (mejor decir frente) de Madrid… Vox declaró la antidemocracia abierta en sus ataques personales y sociales… El dudar de la amenaza de las balas a Iglesias, Marlaska o incluso a la propia Guardia Civil, es tanto como cargar el Cetme de donde son esas balas, para ser disparado (por otro lado, dado lo que se ha estado viendo y oyendo, tampoco me extrañaría nada que así fuese, acuérdense de los militares del pasado verano) y si no se le pone coto a este odio, racismo y xenofobia enfermiza, y crueldad circulante con la que están sembrando el panorama político, esta sociedad va a terminar mal y desquiciada…

Porque lo del estilo vocal es una idiotez más de la izquierda, pero la rabia, el odio, la ineducación, las amenazas y el jaez que destila el fascismo de la ultraderecha últimamente, es un misil directo a la línea de flotación de la democracia. Es una quitada de careta en toda regla. Y Díaz Ayuso, en el caso de Madrid, no ha dicho que no, no ha condenado esa dialéctica, no ha rechazado esa violencia, si no que se ha puesto de perfil, pues también ella suele hacer incursiones en tales barrizales… Lo que no parece ver Casado es que ha unido su suerte a tamañas arpías… Allá él y los suyos… y las suyas… y les suyes…

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