EXORCISMOS

Leo una noticia en un diario nacional, apenas un suelto rellenapáginas, que me sobresalta un tanto. La de que el Vaticano ha organizado un curso para formar exorcistas, ya que el último que le quedaba, un tal padre Amorth, ya no está para muchos trotes. Luego, me informo mejor, y veo que no es el Vaticano el que lo ha convocado, y observo que es un tal Ateneo Regina Apostolórum. Lo bueno que tiene es que no se le ha ocurrido a la Sede de San Pedro directamente, y lo malo es que esa entidad pertenece al movimiento conservador de Legionarios de Cristo, tristemente famoso por su fundador y abusador de niños, Maciel. Y no me explico como Roma aún consiente estas cosas en estos casos… Yo me iba a desapuntar del curso de Mediadores que estoy haciendo y apuntarme a éste, que supongo es más rentable, y al fín y al cabo se trata de mediar entre el diablo y sus víctimas, pero visto el pelaje de los convocantes, mejor me quedo como estoy…

                Lo que pasa esque, claro, hay que entender que la Iglesia necesita de la existencia del diablo tanto como el diablo necesita de la existencia de la Iglesia. Y es que se justifican mutuamente. Se dice que, puesto que Dios creó al diablo, el diablo no puede desligarse de su creador, tanto como su creador no puede desligarse de su creatura. Pura lógica. Por lo tanto, la Institución ni afirma ni desmiente, pero consiente. Y lo de los exorcismos tiene el atractivo de lo misterioso, que dá mucho juego a la Iglesia. El tal citado padre Amorth es un excéntrico al que le divertía acojonar a sus entrevistadores con tuercas, piedras, afilados cristales y demás truculencias, que sacaba de un cajón y los mostraba diciendo que eran objetos expulsados por los posesos. La Iglesia callaba, y él se reía. Dicen que Juan Pablo II practicó un par de exorcismos siendo Papa, en 1.981 y en el 2.000 concretamente. A Benedicto XIV no le gustaban estos numeritos en exceso, y prefería analizarlos desde la razón. Cuestión de estilo más o menos depurado.

Y el actual Francisco, coquetea con la figura del diablo. Así que, cuando viene a cuento, lo saca a orearse un poco, y lo cita de vez en cuando, para que la gente no se olvide de su existencia y su presencia, así, sin darle demasiada importancia, como el que no quiere la cosa, que si el jodío diablo por aquí, que si el puñetero demonio por allí… Cuestión de táctica, como una sutil estrategia, sin meterse en mayores profundidades que nos pueden llevar al mismísimo infierno.

Tema delicado, pues las personas somos miedosas por naturaleza. Los formadores de exorcistas suelen enseñar un truco para cerciorarse si es el diablo el que se manifiesta, o se trata de un simple loco. Se acercan al poseso con una Cruz en la mano, y, al llegar a su altura, lo rodean por sorpresa por detrás, y apoyan un bolígrafo en sus espaldas escamoteando la Cruz. Si sigue con sus contorsiones, gritos y aspavientos es que no es el diablo, pues éste sabría que han cambiado la Cruz por un Bic… Lo que no explican estos espabilaos, es que, el diablo, que es listo como el demonio, bien puede saberlo y fingir para confundirlos y engañarlos, ¿no?.. vamos, digo yo.

                Salvo que hablen lenguas arcáicas (como jurar en arameo), retuerzan la cabeza para atrás, y se monten la consabida película de terror, que, por cierto, algunos exorcistas serios que han sido, afirman que eso es más folklore y leyenda que realidad… Enfín, lo de siempre, que ni afirmo ni desmiento yo tampoco, pero a los capullos éstos, como a las bruixas, haberlas háylas… Y si no háylos, habría que propiciarlos… Por si acaso.

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PRÓXIMO VIERNES, 15 DE JUNIO, 10,30 hh. En 187,7 FM: Programa de Radio EL MIRADOR.- Título: CARNAVALANDIA… (Siempre y en todo es Carnaval)