FACHISMOS

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El president de la Generalitat catalana, ha publicado recientemente un artículo donde señala claramente lo que es el fascismo: “todo el que no es independentista, no es catalán”… “debemos luchar todos unidos contra el fascismo”. Ergo, quién no sea independentista, es fascista. Se puede ser más claro, pero no se puede ser más simple. Ni más tonto. Es exactamente la misma etiqueta excluyente que utilizaba el mismísimo Franco, cuando decía que quien no fuera franquista es que era comunista. O sea, es la pura definición del absolutismo, sea fascismo, stalinismo, nazismo, franquismo… Quim Torra acusa de fascistas a cuantos no sigan su propio fascismo. Puro retruécano.

                Es lo que está pasando con muchas cosas y en muchos casos. Por ejemplo, todo aquel que ose opinar contra la línea de pensamiento único radical del feminismo, es machista por definición y se condena directamente. No vale que explique sus razonamientos, que exponga sus lógicas dudas, ni siquiera que ejerza su libre derecho a expresar sus opiniones desde el puro análisis. Nada. Si va en contra de la línea “oficialfeminista” es de significación machista. O sea, exactamente el mismo modus operandi que lo del primer párrafo de aqueste escrito. Fundamentalismo en estado puro.

                Lo que pasa es que el fascismo catalán solo se da en sus estrictos límites geográficos, donde los ayatolahs del pensamiento único están encaramados al poder, y lo del fascismo neofeminista, o neofascismo feminista, como lo prefieran, anda suelto por el mundo entero, justificando su exclusivismo en el ísmo contrario del machismo… A mí mismo me han llegado a censurar, si, censurar he dicho, un artículo que solo pone en duda los excesos de un mal entendido feminismo. Pues nada, ¡clak!, sello de machismo en rojo, y ¡ras!, tijeras en posición, condenado por diferir un tanto de la línea de pensamiento único y oficial al respecto. Esto está pasando… Esto está ocurriendo.

                En el otro extremo de los casos y de las cosas, el Papa Francisco se ha atrevido a desmontar uno de los cinismos, hablando de ismos, de la Iglesia Católica y de la sociedad regresiva actual, y es quitar la justificación de la pena de muerte de su Catecismo católico. “La pena de muerte no está justificada en el cristianismo en ningún caso”, dice… salvo, claro, cuando en defensa propia resulta inevitable cambiar una muerte por otra, pero nunca, jamás, por una pena impuesta por leyes humanas, que se parece más pegada al Código de Hammurabi, que al cristianismo, la del ojo por ojo, diente por diente. “La justicia divina no está basado en el castigo, si no en el perdón”, razona el Pontífice (pues el castigo es precisamente lo que ha aplicado siempre el catolicismo, jefe, desde Yahvé aquí…).

                Y esto es justo lo que un servidor del convento comentaba, padrecito… Usted mismo opina en contra de su propia Iglesia. Cantidad de estados y regímenes construidos sobre la arbitrariedad del confesionalismo a ultranza han cometido crímenes y asesinatos bajo el palio vaticano. Francisco Franco y Bahamonde fue uno de nuestros referentes más cercanos (hay muchos otros, claro) que guardan la historia. Aún después de su golpe de estado, la guerra civil provocada y la usurpación del poder legítimo por la fuerza, masacró a miles de oponentes en nombre de sí mismo y de una proterva fé en la que se apoyaba. Igual hicieron curas y obispos del régimen. Lo mismo, precisamente, que los curas y obispos vascos que convirtieron las sacristías en refugio de etarras y persiguieron a los creyentes que solo querían celebrar una misa por sus muertos. Lo que a punto han estado de justificar los curas y obispos catalanes en el propio intento de autogolpe de estado de su fascismo separatista…

                Muy parecido todo, sí señor… Condenamos lo que nos contradice, insultándolo de lo que nosotros mismos somos, acosándolo y persiguiéndolo. Criminalizamos a los que no apoyan nuestro pensamiento único, impuesto y dirigido, de fascistas. Escupimos de nuestro lado a los que no son igual de excluyentes que es nuestra doctrina. Y ya en el colmo del cinismo, abogamos por una paz imponiendo nuestra violencia. Obligamos que se adopten nuestras consignas, y exigimos que tengan para con nosotros la tolerancia y el respeto que nosotros negamos a los que no piensan como nosotros.- Nacionalismo, machismo, catolicismo, feminismo… son ismos propios de todo supremacismo. En los medios y en las formas, en las maneras y hasta en las perneras… A la vista está.

 

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