GOOOOL DE SUSANTI..!

Normalmente, los miércoles suelen ser de audiencia papal, según y cómo, claro… Imagínense al “ponti” presidiendo en la Plaza de San Pedro, y tal y tal, como siempre, atestada, entronizado en su sitial, rodeado de toda la coreografía curial de purpurados, muy puestos ellos, según costumbre, departiendo y repartiendo “urbietorbis” como galletas, a diestri et sinistri… si bien más a la primera que a la segunda, claro…

 

                Vale… Pues ahora, ya puestos, sigan imaginando que el Papa, desde ese mismo elevado sitial, observa que, en esa misma Piazza St. Pietro, entre el gentío que la atesta, hay un pequeño grupo, apenas un par de docenas, de negros, con pinta de inmigrantes de pata ídem, ilegales para más inri (si es que el Inri de la cruz aún dice algo a los catolicapostolicos), con una miserable pancarta relativa a su situación, y mostrando su adhesión a Francisco. Son solo unos desgraciados supervivientes de patera que quieren agradecer la triste suerte de seguir vivos…

                Papapaco los ve, levanta su culo del purpúreo sillón alcachofado, abandona su elevado sitial, y, bajando las escaleras, se dirige, andando, hacia ellos… los abraza y los invita a subir con él a su pódium, a sentarse a su lado, a concelebrar con él… y luego posa con ellos para las fotos, tras la pancarta, apoyando y suscribiendo lo que en ella dice… Bueno, pues eso sucedió el pasado 22 – los patitos – de Junio. Tal cual. Apenas unos pocos segundos en los sorprendidos telediarios, y menos, mucho menos espacio, en estos medios de comunicación…

                A mí siempre me gusta observar fuera del foco de atención de la escena que se desarrolla. Suele uno descubrir detalles curiosos que amplían la visión de aquello que se intenta transmitir  y que suele captar nuestra atención… que no intención, naturalmente. Pues bien, la jeta de los cardenales eran un auténtico poema. La postura corporal, descompuesta, sin saber qué posición adoptar… los pilló a todos en sacros calzoncillos y meando a pata levantá… No sabían lo que hacer con las manos, con el gesto, con sus caras… Una gozada.

                Bueno, pues eso mismo es lo que hace con su cada vez más dudosa “cristiandad”, cada vez que protagoniza una escenita de estas. Que los pilla meando, y mirando, p´arriba… Lo he dicho muchas veces, y lo seguiré repitiendo mientras Dios me dé cuerda y oportunidad. En tanto que su Paco mande estos mensajes directos a la mandíbula, a la conciencia y al corazón de su Iglesia, sus cardenalicios y obisperíos mirarán para otro lado, como si la cosa no fuera con ellos. Se les descompone la postura, eso sí. A unos los pilla acusando a esos pobres de introducir el terrorismo, a otros echando balones fuera con María Magdalena de excursión por los Cerros de Úbeda… Pero a ninguno en su sitio.

                Ni lo van a estar, tampoco. Éstos, no, santidad, éstos no… Y los de a pié que les bailan el agua, tampoco. No espere que se den por aludidos y defiendan lo que usted está defendiendo, que no… Solo le queda ordenárselo. Pero, claro, un católico manda y ordena, un cristiano, no. Y usted es cristiano, no católico… Solo le queda decírselo alto, claro y en los morros. Lo otro no lo entienden, no quieren entenderlo, nunca, jamás, han sabido entenderlo… Solo son hipócritas aguabenditas. Si el Señor le dá vida, fuerza y voluntad, tendrá que hacer una falla con todo lo que sobra, y levantarlo de nuevo con todo lo que falta.