(I)RESPONSABILIDADES

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En las últimas Fiestas Patronales de mi pueblo (lo cuento así para que vean que es un caso cierto y real, pero puede ocurrir en cualquier pueblo en fiestas) se corrió un riesgo, tan absurdo como innecesario. De nada vale controlar el ya irrefutable fenómeno peñista en un Parque de Peñas en lo posible, si luego se hace dejación y abandono de lo que se pretende normalizar. Y no lo digo por los siempre lógicos y casi normales, que no naturales, casos que se escapan inevitablemente. No. Lo digo por aquellos que son denunciados explícitamente por los vecinos y no se les hace puñetero caso, aún en circunstancias de alto riesgo… Y juzguen ustedes mismos:

                        En un bajo dejado irresponsablemente por los ignorantes propietarios de turno que solo saben lo que se están embolsando pero no lo que se están jugando, se instala una numerosa, inconcreta y ruidosa turba de menores de edad. Repito, menores de edad. Con los primeros escándalos, avisan a la Policía Municipal, que a su vez los remiten a la Concejalía responsable, que a su vez les da largas diciéndoles que pasen por registro un escrito que hasta el más tonto sabe que llegará donde sea, una vez pasadas las fiestas y la ocupación, cuando ya no sirva para nada. Cero. En términos taurinos, y vá por mi indignado amigo, un pase al natural.

                        Mientras tanto, la tal tribu de menores, teniendo a su merced toda una recoleta plaza urbana – creced y multiplicaos – la ocupó por entera. Según los atónitos e insomnes vecinos, críos y crías de 13 a 16 o 17 años bebiendo sin control, fumando lo que fumaran, escandalizando, vomitando y otras prácticas, y colmando la plaza de restos y basuras (ecologismo joven) y demás lindezas. Y como no podían dormir, desde los balcones de tan hermoso espectáculo, mandaban repetidos avisos a una Policía Municipal que, apoyados en la jaculatoria del “ya pasaremos por allí”, jamás pasaron, nunca hicieron nada, y fueron despachados hasta el próximo año, si Dios, la Patrona y el Diablo quieren y lo permiten.

                        Yo tan solo me hago una pregunta. Pregunta que hacía extensiva al amigo indignado, que me comentaba tan encantador capítulo reflexivo: ¿Qué hubiera pasado de haber ocurrido una desgracia, no sé, un herido, un abuso sexual, o algo peor?.. Yo puedo decir lo que hubiera pasado. Que el Ayuntamiento le hubiera echado la culpa al propietario del bajo, que tiene la responsabilidad de todas todas; que el propietario del bajo hubiera descargado su culpa en el Ayuntamiento; que los vecinos habrían cargado contra la policía; que la policía, cerrando el bucle, al ser municipal, se habría escudado en las órdenes recibidas o no recibidas por parte del ayuntamiento…

                        …Y que todos se hubieran pasado la pelota de la (i)responsabilidad, el uno al otro, de oca a oca y tiro porque me toca, sin que nadie asumiese la que le corresponde. Pero lo cierto es que todos, todos, son responsables. El ayuntamiento por consentir lo que es una ilegalidad manifiesta y un riesgo declarado, el propietario porque se hace a sí mismo diana con su irreflexiva y abusiva conducta, la policía por no asumir sus funciones propias, y a todo el mundo por ser sabedores y consentidores del riesgo que se asume con tan irresponsables actitudes. En caso de un festejo público, el brazo de la ley respecto a la responsabilidad subsidiaria es más largo de lo que la gente cree…

                        Pero una de las cosas que sufren más menoscabo es la credibilidad pública de la ciudadanía, de la vecindad, en sus políticos administradores. Es una norma de confianza palpable y manifiesta. No se puede lanzar un mensaje a los ciudadanos y vecinos para luego no actuar conforme a lo prometido. No se puede decir lo que luego no se va a cumplir ni obrar en consecuencia. Tenemos todo un año para pensar, corregir y pedir disculpas si es necesario, pero también para pasar de los temas incómodos creyendo que el personal tiene la memoria del ganado. Que la cabeza del de atrás se guía por el rabo del de delante. Pero aunque así fuere, que puede ser que sí, pues nada, entonces que sigan igual, que algún día nos tocará lo que se está sorteando…

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