INSEGURMUR
- Por miguel-galindo
- El 31/01/2017
Lo que está ocurriendo en Murcia es preocupante para una ciudad que quiere vender sus excelencias de ocio y fiestas. La cobarde agresión (enésima ya) de una chica por la acostumbrada pandilla de matones cobardes, es tan solo que la punta de un iceberg cuyo último regüeldo busca hacer olvidar los anteriores. Pero en el Bando de la Huerta, once mierdas de extrema derecha dieron una brutal paliza a otro joven en la misma zona y lugar. En el carnaval de Cabezo de Torres hubo dos agresiones organizadas y protagonizadas por jóvenes de extrema derecha a sendos ídem de extrema izquierda. En las pasadas Fiestas de Primavera, en la Plaza de la Merced y en Puerta Nueva, siete neonazis se dedicaban a apalear a sus contrarios…
Esta vez, ha sido al revés, gentuza de izquierda extrema apalean a una joven de derecha extrema. Lo acojonante es que uno de los agresores formó lista con IU de Cehegín en las últimas elecciones municipales… ¿qué porquería de criterios usan los partidos para seleccionar a los suyos..?. Es temible, y horrible. El nivel y la catadura de estos individuos se demuestra en las declaraciones del último detenido: “soy antifascista porque mi abuela fue enterrada en una cuneta durante la guerra civil”. Brutal. Su justificación es la del como un burro me dio una coz, yo coceo más que el burro que me la dio. En estos descerebrados extremistas no existen distingos ni diferencias entre uno u otro bando. Ambos actúan desde el más profundo cretinismo y violencia. Por igual. La estructura mental y moral es la misma.
Pero esta violencia, gratuíta, asnal y cobarde, no es achacable solo a la facción más cretina de la política extrema, y se da por igual en cualquier otra circunstancia. La del caso del chico recién salido del coma que le produjo un imbécil arropado por otros imbéciles, que saltó a los medios no hace mucho, por ejemplo, si no que están tambien las que no saltan a esos medios porque conviene callarlas y non meneallas, como al chico de mi pueblo que propinaron una paliza criminal en Las Atalayas, y ya de paso, lo robaron con total impunidad… Es lo que hay. Y hay mucho, en la capital del reino que quiere venderse a toda la región como referencia.
Y lo hay, porque el caldo de cultivo está ahí mismo, a la mano, en las cacerolas donde se cuece divinamente ese caldo, y donde todos acuden como moscas al pastel. Y porque la falta de decisión y valentía también ayuda a no atajarlo. El caldo son jóvenes desestructurados, normalmente de familias desestructuradas, y a menudo de padres desestructurados, o simples pasotas de sus hijos, o que incluso legitiman la violencia absurda y cobarde que practican sus encantadores nenes con la magnífica excusa de una ideología extrema de fanáticos fundamentalistas. Las cazuelas que acogen tal caldo, ya se conocen por activa y por pasiva: lugares de copas, fiestas, botellones, lugares de amogollonamiento y de allanamiento mental juvenil… Nos guste o no reconocerlo, la realidad se encarga de pasárnoslo ante nuestra narices en todos y cada uno de los casos. Una y otra vez. Y los paños calientes, la dejadez ciega con que tratamos el problema, es cada vez más patente. Y no es delincuencia común. Es otra cosa..
Que en una de las comunidades autónomas más pequeñas de España, como es Murcia, se esté dando esta triste y desoladora escalada, no es como para disimular y mirar hacia otro lado. Y pueden hacer mucho más daño del que ya en realidad hacen… ¿Estamos seguros de que Murcia es segura?.. Yo no diría tanto.