LA BOLSA

 

Leo por ahí que Tele Pizza salió a Bolsa y se ha pegado un batacazo… No sé por qué, sin ser yo un experto inversor ni por allá pasó, cuando oí que había salido a jugárselas en el parqué, pensé para mis adentros que iba a fracasar, pues no me imaginaba yo una pepperoni cotizando en acciones bursátiles… Ya sé que es una tontería, y que los que no entendemos de tan sacros misterios solo podemos decir bobadas, pero vamos, que no me parecía a mí… que no lo veía yo, vaya…

Un servidor es que es que esto de la bolsa lo veo así como un dogma de fé… O crees o no crees, pero no quieras entenderla porque te estrellas. Es una cuestión de puritita fé, como digo. Si hay un algo en lo que el personal tiene puesta su confianza, o sea, su fé, pues invierten en eso proporcionalmente a su con-fé, confianza y confesión, y entonces hasta puede llegar a costar mucho más de lo que en realidad vale.

En cambio, y puestos a suponer, supongan ustedes que soy yo, éste que les escribe cada día, el que sale a Bolsa… Pues bien, ocurriría justo el fenómeno contrario, o sea, como la parroquia no me vea con los ojos de la fe, al final aún costaría menos de lo poco que ya valgo… no sé si me entienden. Al final de todo, la Bolsa es un negocio igual que aquel del “cómprelo por lo que vale y véndalo por lo que aparenta”, cuestión de presunción, como el que juega al póker de farol, o algo muy parecido… o aparecido, por la cosa de los fantasmas.

Y, volviendo a la Pizza telefónica, se ve que la gente ha sacado cuentas, aunque la gente no es de mucho sacarlas, y se ha dicho: veamos, ¿cuántos españoles pueden mantener el Canal Plus?.. Pues, tantos, y van a menos porque sus bolsillos también van a menos. Vale. ¿Y cuántos partidos de alto potaje televisan?.. Multiplica ambos factores y te dá las llamadas de solicitud de servicio por abonado… Cada vez menos leche pá tanta vaca…

Y más, cuando la crisis ya va poniendo al personal en el brete de elegir, aunque los tararís del gobierno en funciones digan lo contrario. O canal de pago, o pizzas a domicilio, pero para las dos cosas no dá, majos… O rascas el frigorífico hasta sus últimas consecuencias y te pasas el partido mascando una rama de perejil, o te apañas mordisqueando el sofá con sifón, pero es lo que hay, o mejor dicho, es lo que queda…

O sea, que se veía venir. Además, es casi mejor así, pues si Tele-Pizza hubiera triunfado en Bolsa, no resulta descabellado pensar que: 1) hubieran subido considerablemente su precio, o 2) hubieran reducido considerablemente su tamaño. Es como el petróleo. Si a mí me sale la gasofa más barata, me dá tres leches (malas) que baje la jodida Bolsa. Que cuando leo u oigo los clarines jubilosos de que la Bolsa ha subido, ya me tienes sacando cuentas de lo que me va a costar más el próximo viaje a la gasolinera. Que yo no sé qué pasa, pero cuando la Bolsa crece, mi bolsillo mengua… Pues vayan fijándose ustedes en ese fenómeno y se darán cuenta de muchas cosas. Por ejemplo, que para que los accionistas de cualquier invento ganen, ha de pasar por sangrar su ya maltrecho economato…