LA CONFERENCIA

Días pasados se celebró la tan traída y llevada Conferencia de Presidentes. Todas las taifas convocadas por el taifeño mayor del reino. Menos una: la de Catalunya, claro, que sigue distinguiéndose de las demás, y que sigue retratándose a sí misma a pesar de la especial disposición actual para con ella. Si existía alguna vela para la esperanza, se han empeñado en soplar para apagar la débil llama. Así que de buena disposición nada, monada… Hasta el vasco ha acudido. Claro que Urkullu es mucho, muchísimo más inteligente, que el catalán Aragonés, y sabe sacar más partido de su talante dialogante que les butifarres de la masía.

Eran tres las grandes áreas de discusión: sobre el plan de recuperación con el reparto de los fondos europeos, la interminable lucha contra la pandemia, y, si quedaba tiempo y ganas, hablar también sobre la crisis demográfica… Sobre el primer tema hay unanimidad dentro de la división: todos quieren tajada y la mejor, y todos critican por ser maltratados en esto. Naturalmente. Aquí, como en tantas otras cosas, la solidaridad, como la cohesión territorial, brillan por su ausencia más absoluta. Las gobernadas por el PP son críticas a sangre y fuego por anticipado, pase lo que pase y digan lo que digan, pues su objetivo es cargarse al gobierno; mientras las del Psoe, claro, son más receptivas, si bien, luego, entre ellas, todas luchan las unas contra las otras por llevarse el mejor pedazo de carnaza.

“Somos la primera comunidad en aportar y la octava en recibir” protesta Paca Armengol, la de Baleares… ¡Joer!, eso lo dicen todas, luego todas mienten. Lo que pasa es que esta comunidad se ha puesto a la cola de las veleidades separatistas, a rebufo de la catalana, a ver qué puede sacar de este cuento. Fernández Vara, el de Extremadura, dice: “me horroriza pensar en la pandemia sin Estado autonómico”, y es la honesta opinión en disidencia de un político socialista. Y tampoco termina de ver claro, no la política de acercamiento a los catalanes, si no las continuas concesiones sin recibir nada a cambio. No se somete a la “realpolitik” emanada del partido, y eso le honra… Al igual que también honra a Núñez Feijóo, el gallego del lado contrario, que suelta lo de “esta crisis ha de consolidar el Estado de las autonomías”. Visión opuesta, y con la que igual se enfrenta a la política destructiva y de tierra quemada que han emprendido los suyos… En mi opinión, ambos dos representan la única dignidad política que, aún en partidos enfrentados, existe hoy en España… Y me perdonen los talibanes del uno y el otro lado del Mississipi…

Yo le respondería al extremeño que no se preocupe por lo de la pandemia, que no puede ir peor de lo que ya va ahora. Que somos un estado autonómico que actúa como si no lo fuera; que, si siéndolo, cada uno va por su lado, no siéndolo sería exactamente lo mismo… Tengo por estos días una parte de la familia, murcianos, aislados de visita en Castilla La Mancha, que, aún vacunados, no pueden solucionar ni normalizar su situación por contacto con un positivo, porque no existe relación ni contacto entre las autoridades sanitarias de ambas autonomías… Y es tan solo que un ejemplo desidioso de entre muchos otros… Hasta los propios T.S.J. legislan disposiciones contrarias entre sí por los toques de queda, de quedo, o de quede…

Fernández Mañueco el castellano-leonés, afirma cabreado que “es inasumible que negocien la financiación solo en Catalunya”… Bueno, puede que sea verdad, media verdad o mentira completa. Es que, como su partido va de lo que va y de la manera que va, y le importan más los fines que los medios, sus afirmaciones resultan tendenciosas, y no del todo creíbles… Yo más bien creo que la están negociando “antes”, o “primero”, con Catalunya (no me extraña nada tampoco) pero eso no significa que sea “solo” con ella… La omisión o cambio de una sola palabra en una verdad puede convertirla en una mentira… y en eso, todo político es maestro consumado.

En cuanto a lo de la crisis demográfica (es más una crisis demagógica) no podemos llevar política más nefasta y nefanda: crecimiento por debajo de cero – morimos más que nacemos – y encima, un comportamiento más de rechazo que de acogida con la inmigración, que podría ser la solución de futuro a nuestro problema. No podemos llevar una estrategia más ciega, obtusa y contraria a nuestros intereses. Esto es, nos estamos cortando los dos únicos caminos posibles, por lo que el envejecimiento poblacional, el colapso del sistema de pensiones, y la ralentización o paralización y encarecimiento del sistema productivo, es lo que nos espera a medio plazo… No se trata de buenismo, ni solidaridad, ni siquiera de justicia humana, es tan solo que pura y dura matemática demográfica y de movimientos migratorios ante una natalidad caduca, por no decir nula. Solo nos vale la inteligencia contra la xenofobia.

Mientras tanto, podemos ir cambiándole el nombre a la etiqueta cuanto queramos, que eso no resuelve nuestros problemas. A la España de las Autonomías siguió la de Nación de Naciones, luego la España Plurinacional, para ahora pasar a la España Multinivel. Somos muy dados a creer que la semántica es lo que cambia las cosas, cuando es al revés. Tan solo nos dedicamos a fabricar marcas descriptivas, más o menos afortunadas, esperando que con ello se obre el milagro… Óiga, yo no sé si gobernaré mejor o peor, pero mire usted qué definiciones más chulas se me ocurren… Antes que Dios pusiera nombre a los animales del Jardín del Edén, los jodíos bichos ya estaban creados. Que conste…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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