LA MEMORIA DE LA HISTORIA

Hagamos memoria de la Historia: En 1.929, Mussolini pactó con Pio XII la creación del Estado de la Santa Sede. El dictador fascista, ateo confeso, a copia, modo y manera de Constantino, reconocía la soberanía papal en la Ciudad del Vaticano, Palacio de Castelgandolfo, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros y otras grandes propiedades, colmando a la Iglesia y al Papa de honores. La hacía religión exclusiva del Estado, y otorgaba a los cardenales “los honores debidos a los príncipes”… A cambio, el Papa pedía a sus fieles sumisión absoluta a Mussolini, volver la espalda al “Partido de los Católicos”, y proclamar que el dictador fascista era “un hombre enviado por la providencia de Dios”… Así, tal cual, sin medias tintas. Encima estaba la pasta gansa, y al nuevo estado se le dotó con 1.750 millones de liras, entonces un superfortunón.

Para administrar la pela se instituyó APSA (Administración Patrimonial de la Sede Apostólica), más tarde, cambiado por el siguiente Pío, por IOR (Instituto de Obras para la Religión), ya siempre conocido por la Banca Vaticana. Se fichó a un experto en perras que antes había dirigido la Banca Comercial Italiana y había pasado por el Banco Central Alemán, y Nogares, que así se llamaba el tipo, generó un imperio financiero con cuantiosas inversiones– si bien que moralmente dudosas – en inmobiliarias, armas, laboratorios… sin escatimar el lavado de dinero negro proveniente de la mafia… A su muerte, ya en 1.958, el cardenal Spellman dijo de él que “después de Jesucristo, era lo mejor que la había pasado a la Iglesia”… De tal casta le viene al galgo. A quién quiera profundizar en esto, recomiendo los libros del historiador Minoves Besoli: Quo Vádis, Vaticano y Quo Vadis, Cristianismo. Y el/la que no quiera saber, pues mejor que no busque, y así no encontrará…

No hace ni un siglo de todo esto. Es pura Historia Moderna. Cantante, contante y sonante. Y sonrojante… Cuando llegó Francisco al papado, quiso lavar tan anticristiano legado, y empezó a mover los sacos de dinero y de mierda, las servidumbres con los capos, las inversiones en vergonzantes empresas… La resistencia que le opuso la Curia fue descomunal, y aún lo es… Así que el franciscano Francisco nombró al cardenal australiano George Pell como Secretario de Economía, con la misión de poner orden, sin contemplaciones, en el conglomerado financiero católico.

Sorpresivamente, Pell tuvo que regresar a Australia para enfrentarse a un juicio, acusado de pederasta. Tras un año de cárcel, tras revisarse su extraño caso, declaró abiertamente en la revista Vida Nueva: “Fui un cabeza de turco. Se me quiso parar los pies. Mi error fue desestimar las fuerzas oscuras que operan en el Vaticano”… La pederastia es el otro pecado de la Iglesia, y es relativamente fácil implicar a los que estorban en otros sitios de mayor enjundia y de más hondo calado. La mano de Roma es alargada. Hasta para sí misma, llegado el caso…

Pero el Papa actual está decidido a parar el estropicio de esta lacra de la Iglesia, a pesar de que afecta al mismísimo Colegio Cardenalicio. Actualmente, la Fiscalía de la Santa Sede acusa a diez empleados, comisionistas, e incluso al cardenal Ángelo Becciu, de gestiones paralelas a las finanzas vaticanas durante décadas, atribuyéndoles delitos de estafa, blanqueo de dinero, malversación de fondos y corrupción… Es la primera vez en la Historia, desde que Benito Mussolini estableció la inmunidad de los Príncipes de la Iglesia, en que un cardenal va a ser juzgado por corrupto en el seno de la propia Iglesia… Por algo se empieza.

Esto de lo que se defiende, tranquilo, Becciu, son 300 millones de euros escamoteados del llamado Óbolo de San Pedro, y del que dice que es un dinero destinado a… (“jé – jé”), obras de caridad. Lo que pasa es que han aparecido en la compraventa de inmuebles en Londres, llevado a cabo mediante una serie de intermediarios que cobraron comisiones millonarias y una extraña dama, Francesca Chaongui, de la Intelligentza Vaticana. Pero esto es tan solo que la punta del iceberg de cuanto se ha movido, se está moviendo, y aún por cuánto tiempo se moverá, por debajo del nivel de visibilidad de la hasta ahora Banca Vaticana…

Este Papa, al menos, demuestra tener conciencia. Lo que decenas de millones de sus fieles no tienen. Y están callados; ocultos entre sus ritos; pegados al dogma; obedientes a sus Conferencias Episcopales, que siguen robando y enriqueciéndose con las inmatriculaciones; y silenciosos ante su curia esquilmante… Lo he repetido muchas veces, y de forma cansina: ningún líder puede liberar a su pueblo si su pueblo no quiere ser libre.. Es como el ejército que sigue a sus oficiales corruptos y da la espalda a su general íntegro.. Que ganará ruines batallas de miras estrechas, pero no persigue ganar la guerra. La que debe establecer el genuino, verdadero y auténtico Reino de Dios en la tierra… No, a sus soldados no parece interesarles tal final.

En realidad, si nos fijamos bien, la Iglesia está cimentada, desde la tristemente famosa “Donación de Constantino”, que se ha demostrado que es un documento falso, un fraude, un engaño, a la era moderna, reinstaurada por las fuerzas oscuras del fascismo europeo en la figura de Benito Mussolini. Y está basada en la riqueza, el poder,, las posesiones, las influencias y cuánto de temporal se cansó de condenar el mismo Jesucristo… Si ahora viene un Papa, que, aún con sus humanos defectos, intenta acabar con esta burda farsa, lo menos que han de hacer los que dicen que le siguen, y los que no lo hacemos aparentemente, es no darle la espalda… Vamos, digo yo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

www.escriburgo.com

miguel@galindofi.com