LA NUEVA IZQUIERDA

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El otro día hacían una entrevista seria (E.P.- 14/08) a una neoizquierdista nacida del 15-M, filósofa, vinculada a las movidas okupas, anticapitalistas y antiturismo, fundadora del movimiento Dinero Gratis (¿?), y una enérgica representante de la llamada nueva izquierda. Nacida en Barcelona, no facilitaré su nombre para no darle publicidad ni yo buscarme líos innecesarios, pero es una ideóloga tipo de lo que hoy es la izquierda más lista y populista de este país… Aquí me limito a hacer el retrato-robot, pero en ese periódico de El País, pueden seguir…

                Así que me zampé entera – de ahí mi actual estreñimiento - la sudodicha entrevista, más que nada por intentar entender de que van y en qué se apoyan para pensar en una especie de Gran Hermano proveedor del gran maná y de una máquina divinoprodigiosa de fabricar dinero y riqueza en un mundo de materias primas inagotables con que alimentar la tal máquina de hacer milagros. También por la cosa de ver si empatizo un poco con estos movimientos que me parecen de un cuentismo basado en el oscurantismo de su alta intelectualidad. Pero, sobre todo, por tener una cierta base a la hora de verter mis opiniones, y quitar ácido en lo posible, que hay quien me dice que antes de leerme tiene que tomarse un Almax…

                Pero tal conocimiento, lo confieso, huye de mis simples, pobres, elementales y vulgares entendederas. Nada. No acierto a dar con el misterio de la cuadratura del círculo. Y mucho menos con el descubrimiento del movimiento contínuo. Una de las preguntas que J.R. Mantilla, el entrevistador, le hace, es: “Qué es la pasta?”, uséase nada de Gallo, entiéndase dinero. Respuesta: “Una abstracción atravesada por relaciones de dominación. Por eso mismo daña la vida”. ¡¡¡ Toma higos, Pepa..!!!. Una respuesta clara a una pregunta sencilla. Está chupao, y cualquiera lo entiende. Es lo normal en estos casos y estas cosas, cuando se ven en la tesitura de tener que responder a una pregunta directa te lanzan una retórica intelectualista tipo Antonio Ozores en aquel caduco, oprobioso y consumista programa 1-2-3, y se quedan como el/la que ha parido oro alquímico.

                Pero la cuestión es que este humilde aguador del convento que soy yo, sigo sin enterarme, ¡pobre de mí!, cómo se pueden pagar tantas cosas con tal liberalismo, y subir tantos sueldos, y tantas prestaciones, y costear tan maravillosos servicios públicos, sin subir los impuestos… por ejemplo. O cómo terminar con las principales fuentes de ingresos actuales, como el turismo dañino (y yo soy el primero que lo critico, no vayan ustedes a creer) así, de raíz, por las buenas. Pues dice esta dama que “es una industria legal depredadora”, etc., etc… “y que ahí es donde se cruzan todas las devastaciones: de la ambiental al extractivismo presente”… ¡¡ Guau, ¿eso qué es? ¡!.

                Naturalmente, el periodista le implora: “tradúzcanos”, y se aviene bajar a los infiernos: “hay que actualizar el turismo como industria de desarrollo masivo extractiva y monopolista…”. Y así sucesivamente. Yo sigo sin enterarme el cómo solucionar tal problema, ni de la doctrina que van a aplicar para dar respuesta a todas las utopías y calamidades, de dónde van a sacar los recursos y demás “practicidades”. Me gustaría saber, no solo lo que quieren hacer, si no el cómo lo quieren hacer. Las formas, las maneras, los modos, y, sobretodo, de dónde van a sacar su mundo orweliano.

                Luego, sigo leyendo hasta el final, y me entero que esta encantadora de serpientes, es también profesora de Filosofía Comparada de la Universidad Complutense de Barcelona… ¡ Acabáramos ¡, ¿cómo no he podido adivinarlo?.. Naturalmente, es una bien pagada funcionaria, forrada de privilegios propios de su condición, con las espaldas bien cubiertas y el pesebre asegurado. Como casi todos los suyos. Tal y como también dice el escatológico refrán, “con buena pi… bien se jo…”. Claro. Así cualquiera puede teorizar desde su Olimpo sobre un mundo nuevo, experimentando con las lentejas de los otros, de aquellos que se las han de ganar bajo parámetros muy distintos y condiciones muy diferentes a las suyas, y que no pueden dejar sus cadenas para poder comer.

                Si Giovanni Guareschi viviera, pondría en boca de su personaje-estrella, Don Camilo, lo de “de los neoizquierdistas me guarde Dios, que de Peppone ya me guardo yo”… Seguro.

                           

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