LA PARIDA
- Por miguel-galindo
- El 24/01/2017
Doña Therese May, la garza inglesa, anuncia un Bréxit duro, rápido y decisivo. Sin medias tintas. Eso sí, ratificándolo previamente en el parlamento british. Es el toque de barniz democrático mínimamente indispensable para ser creíble. Dice la primera ministra que el Reino Unido (Royaume Unie para Eurovisión, que pienso, ya de paso, que si están fuera, también lo estarán para este negocio/gilipolluá, ¿no?..) estará fuera del mercado único… europeo. Pos mú bien, pos bueno, pos m´alegro…
Lo curioso del caso y de la cosa es que Trump, “el trampas”, también berrea desde sus barras y estrellas contra la unión europea, contra la Otan, contra el mercado único… pero se apresta a anunciar la apertura de un mercado único con la Gran Bretaña. En el mundo no caben más naciones unidas que las norteamericanas, ni más mercados únicos que los anglosajones – como antes, los arios de Hitler -, de ahí que no exista mayor declaración de racismo y fascismo en un solo discurso. Tanto es así, que su fervoroso avalista y defensor es el sátrapa ruso Putin. Y los fachas de Europa, reunidos en Alemania todo ellos para hacer de palmeros conjuntos al gran asno rubio. Acojonante.
Y, sin embargo, hemos de reconocer y admitir que a todos estos personajes, menos al zar-soviet, los han elegido ciudadanos de democracias occidentales con sus votos. Al igual que a los xenófobos políticos ingleses, tipo Farage, a la Le Pen françoise, a los opositores neonazis de Merckel en Alemania, o en casi todos los países centroeuropeos… Todos, absolutamente todos, han sido elegidos en las urnas por la propia ciudadanía, y bajo auspicios democráticos…
En los medios de comunicación empiezan a advertirse, cuando se dibujan en sus páginas los graznidos siniestros de estos personajes, un hedor como si fueran golpistas, como si se hubiesen encaramado al poder usurpándolo, pero nada menos cierto… No cabe duda que sí que acabarán usurpando ese poder, y asaltándolo si se les deja, cambiando las normas democráticas por leyes absolutistas. Eso es cierto, muy cierto. Pero sepamos que nosotros, con nuestro voto, los hemos puesto ahí. Cada cual ha elegido a los suyos… Libremente.
Así que preguntémonos a nosotros mismos porqué nos infligimos tamaño castigo. Porqué usamos los resortes de la democracia para cargarnos los fundamentos de esa misma democracia, votando a los enemigos encarnizados de tal democracia. Ahora no vale quejarse. Ni rasgarnos las vestiduras. Ni clamar a ningún cielo. Ahora solo sirve ver cómo podemos matar a los monstruos que hemos engendrado. Ellos son nuestros hijos. Solo Dios sabe por qué los hemos parido… ¡¡Menuda parida, joder..!!