LAS COSAS, COMO SON.

Me siento orgulloso y preocupado por el proyecto C.I.M. a punto de ir a paritorios... Orgulloso por la media docena de voluntariosos Mediadores Profesionales dispuestos a poner de sus bolsillos el arranque del mismo. Personas decididas, comprometidas y valientes, a las que hemos formado en nuestra escuela, y que demuestran una talla humana y una entrega poco común. Y preocupado también por la inicial vulnerabilidad de una obra tan grande con tan escasos medios y cero ayudas, ceguera institucional incluída.

Quiere nacer en un lugar principal y emblemático de la ciudad de Cartagena, en parte gracias al "mimi" de otras ubicaciones que partieron como preferentes, quizá más por mi deseo romántico, que no práctico, de las cosas... ¡Ah!, que ¿qué quiere decir "mimi"?.. pues miedo y miopía. Solo diré eso. El albergar el primer Centro Integral de la Mediación de la región de Murcia es un reto, además de un privilegio, y no en todos los sitios son capaces de valorarlo, como ha quedado visto y sobradamente demostrado...

Dos jubilatas de lata, Manolo y yo, incorporaremos nuestra parte: la Escuela Regional de Formación y Estudios sobre la Mediación, con la inestimable participación de una autoridad en la materia a nivel regional y nacional, Urbania Rondón, nexo con la Escuela Nacional de la Mediación y el Ministerio de Justicia. El resto del resto vá a cargo de los que serán, claro está,los verdaderos protagonistas de este parto de los montes, y que deben ser, en justicia, los socios fundadores y prioritarios, o preferentes, del proyecto. Proyecto al que se irán sumando personas y entidades, ya interesadas en el mismo, y que, sin duda, sumarán a fijar su posicionamiento.

Qué duda cabe que cuantos Mediadores Profesionales, formados en Erfem o no, quieran, tienen las puertas abiertas para ejercer dentro de esta casa de todos. Invitados quedan. Donde también cabe cualquier otro profesional, empresario u organización relacionados con la Mediación. Es un proyecto abierto, nunca cerrado, destinado a crecer según la demanda social en este tema.

Demanda que ya se está produciendo. Tras la etapa más álgida y paralizante del Coronavirus, está sobreviniendo una eclosión en la demanda de resolución de conflictos, a niveles personales y privados, empresariales e institucionales, que precisan de la Mediación profesional, y que están paralizando - ya antes sobrecargada - la administración de Justicia. Separaciones matrimoniales, monitorios, y cientos de asuntos civiles colapsan los Juzgados y buscan su salida natural, que les será facilitada por la propia actividad judicial: la Mediación.

Es pues el momento adecuado y estratégico para abrir el primer CIM de la Región. Cartagena es la opción ganada a pulso, y ella será la primera y principal, si no fallan las ganas y los apoyos básicos prometidos, y las ofertas (aún tímidas, pero no inexistentes) recibidas... Nuestra fe en el proyecto no se basa en una entelequia, si no en una realidad palpable y demostrable: sería la única organización que reuniera todos elementos clave para dar respuesta y soluciones a la ciudadanía de una forma integral, esto es, información oficial, formación reglada, servicios multidisciplinares y mediación directa a los ciudadanos. Todo en un solo punto.

No estoy "vendiendo" nada. Esto ya fué "vendido" por la Onu en 1.947, y la UE lo "vende" obligatoriamente a España para que adopte y adapte el sistema. Sí o sí. El Consejo General del Poder Judicial así lo ha hecho. Y ya solo es cuestión de tiempo (poco, muy poco) el que el ciudadanaje comience a demandarlo como un derecho dentro de una práctica judicial normalizada.

Pero vuelvo al principio, para terminar como hoy he empezado. Si esto acaba de ponerse en marcha, será gracias al sueño de un par de locos, pero sobretodo, gracias a la generosidad, el empeño, y la valía personal de un puñado de Mediadores Profesionales que quieren plantar e implantar este impagable servicio a la sociedad. Vaya entonces a ellos mi reconocimiento más sincero, y mi agradecimiento personal. Es de recibo. Se lo merecen. Las cosas... como deben ser.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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