LAS CUENTAS, CLARAS.

  

Yo, al menos, es lo que creo… Y mi muy humilde opinión, una vez llegados a estos extremos. Y es lo que yo haría si me encontrara en el lugar de… Pero es que, en los casos como el de Torre-Pacheco, donde los partidos que se han visto obligados a dar un paso adelante por la presión de la ciudadanía ante la ineptitud y desbarajuste del partido más votado, se van a encontrar con un panorama económico tan poco halagüeño como turbio y complicado, creo que no les queda otra salida que ir con las cuentas y el discurso claros y por delante. Y no hay más…

                Por cierto, la amenaza que he leído en esta misma prensa por parte de la parte saliente, valga la redundancia, de que el voto independiente en este pueblo es de derechas, resulta tan epatante como ignorante, y tan ignorante como insultante. Eso quiere decir que la derecha ha de votar a la derecha por el solo hecho de serlo (eso solo lo hace la derecha cerril e inculta), independiente de la incapacidad, la mediocridad, la prepotencia y el desastre de esa misma derecha. Mala opinión tiene de sus votantes y flaco favor se les hace con estas declaraciones. La disciplina de partido por encima de cualquier lógica y de todo sentido común. El voto cautivo, antes que el voto reflexivo… Bueno, en el fondo es en lo que se cree y así mismo se manifiesta. Es un selfie muy logrado. Democracia cero. Prohibido decidir por sí mismo, mucho menos actuar sin ser dirigido por quién se otorga la encarnación del partido…

                Eso mismo es la partitocracia. Y es quizá por eso por lo que pienso que, en estos casos, en los que se ha llevado a un pueblo a la ruina por la gestión partidista y nepótica de sus regidores, veo tan necesario como indispensable el hacer una auditoría pública y colgarla de todos los foros públicos y medios informativos habidos y por haber… Pase lo que pase y caigan quiénes caigan. Propios o ajenos. Si no se comienza a limpiar la casa propia, llegará un momento que la mierda nos ahogue. Es un principio de coherencia política y de sanidad democrática que no se puede, no se debería, obviar, en estas circunstancias.

                Primero, porque el pueblo debe ser consciente de la situación de su ayuntamiento, y empezar también a ser corresponsable en las medidas y decisiones que se hayan de tomar. Segundo, porque al hacer público y manifiesto desde el comienzo la situación real de las cuentas, y darlas a conocer a la ciudadanía, nos estamos obligando ante ella a obrar en consecuencia, y a justificar al mismo tiempo la incómodas acciones que se habrán de abordar, sin duda alguna, y que serían utilizadas en contra por los mismos que las han provocado. Y tercero, porque esos ciudadanos tienen todo el derecho del mundo a conocer la responsabilidad o la irresponsabilidad de los que han manejado nuestros – por cierto que muy elevados – impuestos, y el saber el cómo y el porqué se ha llegado a esta situación. Y que cada palo aguante su vela, con el viento a favor o en contra que él mismo haya generado.

                Si las cuentas no salen, se deberá a motivos concretos. El conocer tales motivos es un derecho. Y el asumirlos, una obligación. Y las tareas que rectifican lo torcido han de ser legitimadas y compartidas. Pero para eso hay que auditar hasta las últimas consecuencias… ¿Qué no?.. Pues, entonces…