LAS DOS VARAS

  

Que nuestros políticos han tenido siempre dos varas de medir ha estado meridianamente claro. Con la que miden a los demás y con la que se miden a sí mismos. Pero el cinismo y la caradura demostrada, nada menos que por el mismísimo ministro de justicia actual, Rafael Catalá, no tiene parangón. Es absolutamente esperpéntico, pues él mismo se pasa la propia justicia a la que representa por el sustrato de sus innombrables.

            En una entrevista reciente, le preguntan sobre las últimas imputaciones a los políticos del nacionalismo catalán, a lo cual contesta que “en un estado de derecho, quien incumple la ley debe tener respuesta de la justicia. Si un presidente de la Generalitat, o un consejero, o una presidenta del Parlament, han inclumplido una ley, debe responder ante los tribunales”. Impecable.

            Nada que objetar… salvo porque, en la misma entrevista, no en otra, en la misma, el periodista también le pregunta por la jodida y puñetera corrupción de su propio partido: “¿La responsabilidad política en la corrupción (del PP) está saldada?..” a lo que todo un señor ministro de justicia responde: “En nuestro sistema se salda con las elecciones (¿?). Cuando votamos, hacemos balance y valoramos la gestión de un gobierno o las propuestas de la oposición, y en los últimos treinta meses ha habido suficientes elecciones y ocasión para que los ciudadanos hayan emitido su veredicto..”

            Asombroso. No se puede describir mayor cinismo y maniqueísmo político. O sea, en el caso catalán han de responder ante la justicia, y en el nuestro respondemos solo ante las elecciones… O dicho de otro modo, robemos, desfalquemos, prevariquemos y delinquemos ahora cuanto podamos, que las próximas elecciones serán nuestro juez, no los tribunales de justicia. Si hemos cometido delito, los votantes nos retirarán la confianza, y nosotros a casita con nuestro retirito, y si nos vuelven a votar, es que nos absuelven. Impresentable.

            Pero lo más asombroso de este caso, es que esas declaraciones hayan pasado casi desapercibidas en este triste, pobre y desgraciado país (solo a Javier Marías le he leído un escandalizado artículo, creo), cuando en cualquier otro de nuestro entorno, la opinión pública y los medios se le hubieran echado encima, habría dimitido avergonzado, o hubiera sido depuesto ipso-facto. Y eso solo demuestra que somos un pueblo con unas tragaderas inmensas. Y esto solo puede ser así por alguna de las dos razones siguientes (o por ambas): o porque somos incultos hasta la médula, o porque somos tan corruptos y/o corruptibles como ellos. No encuentro otra explicación, denme alguna otra…

            ¿Cómo se va a resolver un problema como el catalán, cuando los políticos que se enfrentan a él están tan podridos como los políticos catalanes?.. ¿dónde está la autoridad moral, al menos..?. Yo no la veo por ninguna parte… ¿y ustedes?..