LÁSTIMA (ciudadanos) DE NOMBRE
- Por miguel-galindo
- El 05/12/2019
Acabo de ver en un telediario (vicioso que soy) a la monada de Inés Arrimadas. Ha hecho una especie de declaración de intenciones. Dice que se va a dedicar a hablar y entrevistarse con gente importante para relanzar Ciudadanos y ponerlo en el sitio que le corresponde. Y me parece muy bien. Pero… ¿qué sitio le corresponde, criatura?.. El que vosotros lo habéis puesto – bajado – ese es su sitio. Es que, para intentar reconquistar el lugar perdido, lo primero que habría que hacer es pedir perdón, ¿no?.. Para intentar un borrón y cuenta nueva habría que reclamar, vox et populi, lux et taquígrafus, aquel borbónico “lo siento mucho, no volverá a pasar…”
Es que, si no es así, nadie se lo va a creer. A mí no se me puede olvidar cuando vino a Murcia a decir que de ningún modo iban a refrendar los 24 años de apaños y corrupción del PP en su gobierno, para, inmediatamente después, hacer todo lo contrario, proclamarlos socios preferenciales, apoyarlos, y traicionar el voto de decenas de miles de murcianos. Igual hicieron en España. Cuando esto ocurre, si se quiere rectificar solo caben dos soluciones: o se cambia de nombres, caras y personas en su integridad, y vuelven los huidos por espantados, que creían en el proyecto original, o, ya digo, se pide perdón… No hay otra. Y si no se hace ninguna de ambas cosas, la desconfianza se impone a los cantos de sirena de la bella sirena. Más vale que le traspasen Ciudadanos a Manuel Valls, aquel aliado galocatalán al que le escupieron el rostro y que aún mantiene la honestidad que ellos perdieron. Y la credibilidad también, naturalmente…
Es que, por lo menos en esta región, el espectáculo que están dando es lamentable. El Isabel-fernandismo que se han montado con todo el descaro, tras pactar con Vox en un cómico/patético café de cinco horas, es de pena. Van de palanganeros de la derecha mal-manteniendo un miserable vestigio de dignidad con los despojos que le dejan sus socios, mientras entre ellos mismos se pelean internamente, achacándose unos a otros la responsabilidad de la derrota electoral con la que se les ha correspondido, en consecuencia directa con su comportamiento.
En cuanto a nivel nacional, ese mismo pésimo comportamiento ha producido una situación catastrófica para el país. Eran los llamados a apoyar un gobierno fuerte y estable de centro-izquierda o centro-derecha, igual dá, que afianzara las hasta ahora insuficientes garantías de un Estado, y diera la suficiente fortaleza como para afrontar los graves problemas de España, sin las arriesgadas veleidades de las extremosos populismos y nacionalismos. Pero su espantada ha abortado tal esperanza… Y aún tienen el cinismo de achacar al Psoe el buscar apoyos en los caladeros a los que ellos mismos le han empujado. Hay que ser hipócritas. Si pasa lo que está pasando es porque ellos no han estado a la altura, precisamente. Ellos son, pues, los responsables de lo que ahora está ocurriendo.
Han dejado a Sánchez solo ante el peligro. Un cuatrero como Iglesias, con más pinta de ello que nunca, en su figura y en sus hechos: cada vez más colgado de su chepa, brazos separados del tronco, codos echados hacia atrás, cinturón bajo a la altura de las cananas, en actitud de sacar el revolver más rápido que el otro… forastero del otro lado del Mississipi. Con un discurso como su ropa, echa de falsos remiendos y comprada en tiendas de Coronel Tapioca. Pero lo peor es que tal sujeto, muy dado a prodigar abrazos judaicos, lleva el separatismo en sus pistoleras… Yo, cuando lo veo en esa postura de selfie, ya típica y tópica en él, como un clisé, aunque sea por la tele, procuro no darle la espalda…
Así que hará muy bien Doña Inés del alma mía, yo te imploro… como le decía don Juan, en ser más prudente en sus declaraciones públicas. Algunos pensamos (y no hace falta pensar mucho para llegar a las conclusiones que yo llego en este artículo) que si repartimos la responsabilidad de lo que ocurre entre las formaciones políticas que padecemos, la suya se lleva la mayor y peor parte. Si alguno ha defraudado profundamente a sus votantes, no creo que haya que hacer un máster para saberlo… Así que no sé qué nos va a contar ahora como excusa, que no sea reconocer su culpabilidad en el fracaso y sus consecuencias para el país. Si no está dispuesta a hacerlo, yo le pediría, le rogaría y suplicaría, que le cambie el nombre al partido. Ciudadanos es demasiado hermoso como para mancharlo con tamaña vergüenza…
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