LEAN, VEAN Y PIENSEN
- Por miguel-galindo
- El 12/07/2019
Hace unas pocas fechas (casi nadie se ha enterado, porque los medios lo han silenciado) en la hedonista, rica y folklórica Torremolinos, una madre y su hija – esta última en silla de ruedas – decidieron suicidarse juntas en un banco público. Llevaban varios días durmiendo a la interperie. Ambas habían pasado, en solo 24 horas, de ser “en riesgo de exclusión” - eufemista etiqueta ésta - a estar totalmente excluidas. Una vez que banqueros y financieros nos hayan excluido a todos, se incluirán a sí mismos, y todo colapsará como una estrella enana, en un inmenso agujero negro.
Usamos tales eufemismos como deshumanizadas tapa-vergüenzas. Se aplica a las personas lo del “en riesgo de exclusión” cuando ya han sido excluidas del sistema, al igual que utilizamos el enjuague de “países emergentes” a los que ayer eran subdesarrollados, porque ya los habíamos condenado al subdesarrollo. Se trata de exprimirlos en sus materias primas para luego abandonarlos a su suerte. Igual que a las personas “en riesgo” tras haber vivido en rendimiento normal.
Ese capitalismo financiero voraz y omnímodo es el que consigue que haya menos becas, menos asistencia social, menos quirófanos y camas operativos, menos profesionales de la medicina o de la educación, que sean más largas las esperas y las colas de todo y por todo, menos ayudas a la dependencia, salarios más bajos, empleos más precarios, menos calefacción y más muertes por “pobreza energética” (otro eufemismo de nuevo cuño), más hambre infantil, menos educación y menos familia, menos Europa, menos solidaridad, Más políticas de pensamiento único, menos pan pero más circo…
Hemos pasado, sufrido y protagonizado, seguidas y recientes, cuatro elecciones: europeas, nacionales, regionales y municipales. Ahí es nada. Hemos renovado, o reafirmado, a nuestros políticos regidores desde el continente hasta el último pueblo. De arriba abajo o de abajo arriba, que es como en realidad debiera ser, pero no es. Y, la verdad, miren ustedes, no sé si servirá para algo, sinceramente…
Esto es como una economía feroz de financiaciones que, cuando ya no le quedan víctimas a las que devorar, se fagocita a sí misma. Como aquel monstruo que iba engullendo el paisaje hasta que dejó al mundo sin paisaje para ser habitado por el paisanaje (cuento de The Beattles). Por eso mismo, me temo que nos hemos hinchado a votar para no elegir nada. Porque elegir más de lo mismo no es elegir absolutamente nada, aunque parezca lo contrario.
Y el más de lo mismo significa eso mismo, que los electos se sigan peleando por sus intereses y no uniéndose por los intereses de la gente, y que los sistemas financieros sigan haciéndose los amos del mundo. Y que ya compren políticos y gobiernos enteros, estados, todo, y que todo termine por ser lo que nunca quisimos los que votamos, creyendo que nosotros hacemos funcionar la democracia… Somos, eso sí es cierto, los responsables de sus desmanes, y así nos lo hacen creer y pagar encima, pero en realidad somos su ganado, de los que se alimentan y en los que se ceban.
Mientras existan madres e hijas, abuelos y niños, familias, durmiendo al raso y suicidándose en nuestros escrupulosos parques públicos, por haber sido excluidos hasta del propio “riesgo de exclusión”, de poco vale que nos molestemos en elegir a nadie. Todo es mentira… ¿Qué soy un pesimista?.. Por favor, salga del cascarón que le han fabricado con su propia e inestimable ayuda y mire fuera, a su alrededor…
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