LO QUE HAY QUE HACER

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Muy bien… stupendo. La reunión de Torra y Sánchez (éste primero, porque se jugó en su campo) previo al caprichito de celebrar el Consejo de Ministro en Barcelona, terminó con una declaración conjunta, que es en la que hay que fijarse, pues las unilaterales mienten cada una por su lado según su interés. Y la consensuada en conjunto, es que ambas partes “reconocen un conflicto en el futuro de Catalunya”. Acojonante clarividencia. Parir algo tan simple y simplista costará a las arcas del Estado (a todos) un operativo policial y de seguridad montado en burrilandia a tal efecto, y que ascenderá a varios cientos de millones de euros. Hay que ser irresponsables…

            Y tras este numerito, ¡ oh, miráculus ¡, los expresidents de la Generalitat, que piden a los presos del levantamiento – me niego a decir políticos – que cesen en su huelga de hambre; los interfectos que, obedientes a sus capos, terminan con tal huelga de hambre de unos pocos días “pues se han cumplido los objetivos previstos” (muy sospechoso, ¿no?); y los nacionalistas catalanufos que anuncian que se reedita el pacto inicial y que van a apoyar los  jodidos Presupuestos… Maravilla de las maravillas, nen… Aquí ha tenido que ocurrir uno de dos posibles sucedidos: O que Sánchez sea uno de los mejores estadistas mundi conocidos, que ha reconducido a los díscolos convenciéndolos de que sean consecuentes y generosos con el bien común – ja – o que se ha bajado  pantalones y calzoncillos hasta los calcetines. Que cada hijo de vecino extraiga sus propias conclusiones.

            Pero lo cierto, la verdad, la realidad pura y desnuda, según la fiscalía de cuentas, es que Cataluña sigue cayendo en picado en inversión extranjera, un 7% más que en el trimestre anterior del año; que el chorreo de empresas que se marchan de allí no cesa; que el goteo de tiendas y comercios que cierran, porque sus ventas se han hundido tampoco para; que los hosteleros catalanes solo reciben rescisiones de plazas… Mientras la inversión en Madrid sube el triple, y en el conjunto del país nada menos que un 181%... Aparentemente, si no realmente, el reconocido por los preclaros líderes “conflicto en el futuro de Catalunya”, le está sentando la mar de bien al resto de España, al menos en función a la pela es la pela.

            Por eso mismo quizá, no sé, el susodicho conciliábulo Sánchez-Torra se produjo por la presión, insistencia y “descule” del empresariado catalán, que, inmediatamente después del artificial y artificioso emparejamiento, celebraron magna asamblea de quinientos empresarios, a la que fue especialmente invitado el entrañable dúo dinámico… Curioso, ¿verdad?..

            Y es que todas estas cosas no suceden por casualidad. Si analizamos las bambalinas de los acontecimientos, se descubre el decorado que cubre el escenario. La empresarial barretina está preocupada, y asustada, del monstruo que ha desatado. Sus hasta ahora pujantes negocios se están trocando ruinosos, y quieran salvar los muebles.

            Pensemos que la aventura de la independencia necesita de medios, y de mucho, mucho dinero. Y eso ha de salir de alguna parte, y han de financiarlo algunos álguienes… ¿quiénes pueden ser los tales álguienes?.. Pues, no sé… pero contéstese usted mismo, ¿andestá el dinero?. El error de cálculo es que los empresaris han saltado sin red, y el hostión puede ser mortal de necesidad. Y empiezan a estar acojonaditos.

            Lo que parece mentira que no capten los cortos alcances de nuestros mediocres políticos es que el mejor, más efectivo y más barato 155 no es movilizar a la policía nacional, guardia civil, y asumir competencias, que eso cuesta un ojo de la cara sino, simplemente, cerrar los grifos. Ellos no pueden generar lo que necesitan. Ya no es posible. Lo que hay que hacer con un gobierno autonómico separatista, díscolo, anticonstitucional y saltaleyes, es suspenderles toda inversión estatal.  Dinero y esfuerzo ahorrados, chavales…

El próx. Viernes, 11/01, a las 10,30 h., en radio T.Pacheco, FM 87.7: 7, RECORDEMOS LA HISTORIA, (o tendremos que repetirla). No puedes permitirte perdértelo.