LO QUE NADIE QUIERE VER
- Por miguel-galindo
- El 02/07/2018
No nos engañemos a nosotros mismos, ni que tampoco nos engañen los políticos que nos mandan en aqueste barbecho murciano. Tras diez años de crisis, la clase media de nuestra comunidad autónoma nos ha menguao como el bacalao puesto de lao, que es más fletán que pescao… La población más numerosa de esta región ya es la que dispone de menos rentas. Y no lo digo yo, que luego me llaman catastrofista los que tienen mucha vista. Es un estudio de la Fundación R. Areces. El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas incide y coincide en lo mismo.
“Murcia es de las regiones más castigadas”, dicen ambos informes. Tan solo una cuarta parte de los murcianos alcanzan la media nacional de ingresos. El resto, las tres cuartas partes, se reparten entre un 28% de clase media baja y un 47% de pobres. Lo otro queda entre un 18% de clase media y un 8% de clase alta. Eso sí, los dos informes señalan que ese pequeño porcentaje de clase rica ha aumentado sus ingresos en la misma proporción que se han empobrecido el resto de capas sociales. Podemos sentirnos orgullosos.
Y esa es la terca realidad, por mucho que nuestro joven presidente “al dente”, y su banda de guitarrones y mariachis, se empeñen en vendernos como realidad virtual otra cosa muy diferente. Pero somos una comunidad de cada vez más pobres y de unos pocos ricos cada vez más ricos. Y con una clase media menguante, cada vez menos media y cada vez más mendicante… Y admito, y lo reconozco, que esto que digo, ni es políticamente correcto, ni medianamente cómodo tampoco. Pero es como son las cosas, no como deberían ser, ni como quisiéramos que fueran.
Tan así son, que casi están copando esa cada vez más escueta clase media los funcionarios, cuando antes se nutría de ellos, empleados de media y alta cualificación, pequeños empresarios, florecientes autónomos, etc… Hemos vuelto al principio de la historia contemporánea, donde solo el privilegio funcionarial constituía la pujante clase media de este país. Hoy, esos pequeños y medianos empresarios y autónomos conforman una especie de clase media baja, más tirando a baja que a media.
Otra cosa muy distinta es lo que vemos, y sobretodo, el cómo lo vemos. Cuando este verano veamos nuestras playas y hoteles de estrellas estrellados con el aforo aforado, miremos y examinemos cuántos son propios y cuántos foráneos, y qué traen en la faltriquera. Los propios con casa propia de vecindad próxima son los parientes de cada año, que vienen cada vez con los bolsillos más escurridos y el presupuesto más apretado. Pregunten, pregunten en lonjas y mercados… Los forasteros madrileños en madroño y extranjeros en cuentagotas, que vienen con más donaire, sí, pero ocupando menos fechas en el calendaire. Con mucho aire, también, pero con un poco menos muelle en el fuelle…
Y el resto, agradeciendo poder servirles de chefs y camareros, de barra y de barreros, que son de nuestro empleo los primeros. Pero veremos calles y lugares comunes llenos de camisas festivas y gayumbos rotundos, y los cebaderos a reventar, y los aparcaderos a disputar, y pensaremos, e incluso rezaremos el ya conocido y famoso mantra de la autojustificación: ¿… Y dicen que hay crisis?.. Pero no miraremos más allá de lo que nuestros ojos quieren ver… Claro.
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