LOS UNOS Y LOS OTROS
- Por miguel-galindo
- El 19/11/2019
El casi estado de sitio a que los inaceptables políticos catalanes y sus perros rabiosos CDR y los de Tsunami Democrátic (aún no sé qué de democracia tiene un tsunami, salvo los muertos que deja a su paso) están convirtiendo a Catalunya – sobre todo a Barcelona – en un auténtico solar. Los actos violentos, vandálicos y brutales, se suceden en una espiral creciente que ya no la van a poder parar ni los cerriles que la provocan y alimentan. Y a muchos ya empieza a asustarles. El otro día oía ya a los propios vecinos que ayer colgaban el lazo amarillo de sus balcones, decir que no pueden salir de sus casas, y que tienen miedo. Y a los comerciantes, preocupados y a punto de cerrar la persiana definitivamente. Y a los taxistas que antes llevaban en sus antenas la estelada, decir que esto los está llevando a la ruina… y la ciudadanía de a pie, lamentándose de que esto no es… no, no es esto.
Yo creo, a mí me parece, fíjense, que esto es la reacción violenta e irracional, previa al final, como el estertor vandálico del que sabe que no tiene más cartuchos que quemar. Están nerviosos, rabiosos, desesperados y descontrolados, y ya les da igual ocho que ochenta. Y van a por todas. Es como la expresión de ira irracional antes del agotamiento. Les trae sin cuidado arruinar a sus conciudadanos o arrastrar a sus nefastos políticos-guías con ellos, o que Barcelona arda por los cuatro costados, si eso los pone en el mapa. Y les dá igual los métodos empleados. Es su último cartucho… “La violencia es una llama que se consume a sí misma”, dijo alguien.
Y el detalle sutil es que el sentimiento independentista en Cataluña ha bajado más de 7 puntos en estos días de locura desatada. Y es que existe una explicación lógica y razonable a esto. Si la violencia estúpida y ciega, y brutal, se hubiera desatado por la aplicación extrema de un 155 o intervención externa y forzada, al contrario de lo que está pasando, se hubiera retroalimentado esa reacción virulenta, el animal del separatismo se hubiera justificado con toda su ferocidad, pero como es una irracionalidad violenta nacida de sí misma, forjada en sí misma, y dirigida hacia sí misma, se priva a la gente de la excusa que la alimente, y entonces se empieza a condenarla, porque los males que comienzan a padecer ven que vienen de dentro, no de fuera.
Yo siempre he creído, y así mismo lo he manifestado, que por un daño que esos cretinos puedan hacer a España, se lo hacen diez veces, o cien, a sí mismos. El odio, a la larga, da nefastos resultados a los que lo cultivan, y las consecuencias de sembrarlo son tener que cosecharlo. Por eso mismo, el auténtico, el verdadero riesgo para España es que nos contagiemos de su odio y, dirigiéndolo hacia ellos, caigamos en la misma trampa. Ahí mismo es donde reside el peligro real. Y es lo que ellos necesitan, y quieren lograr a la desesperada...
Miren, si no, el fenómeno VOX. Una de sus principales venas de alimentación es el problema catalán. De hecho, esta formación ha nacido de la propia incapacidad de reacción del PP rajoyano para dar contestación a su demanda interna ultranacionalista con otra oferta igual de ultranacionalista de sentido contrario. Vox es la escisión del PP que necesita el conflicto catalán para existir, tanto como los nazi-onalistas catalanes necesitan a Vox para lo mismo. Ambos se hacen fuertes con la existencia del contrario, ya que se justifican mutuamente a sí mismos. En verdad, no podrian existir el uno sin el otro…
Y eso es así porque ambos movimientos son populistas, absolutistas, patrioteros y ultranacionalistas. De idéntica naturaleza. No importa que unos levanten el puño republicano y los otros alcen la mano fascista. No importa que unos invoquen a Companys y los otros a Franco. Ni que griten consignas distintas y proclamas diferentes. Lo cierto es que ambos son de la misma genética, y obedecen a los mismos propósitos. Y que se necesitan para poder justificarse y subsistir… Y, precisamente por eso, utilizan las mismas estrategias para mover a la gente… Hay que estar muy ciegos como para no verlo.-
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