LUGARES DE FÉ

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Las iglesias llamadas cristianas de los llamados Santos Lugares han tomado la decisión de unirse en una señal de protesta drástica: cerrar el también llamado Santo Sepulcro (aquí todo es santo, hasta ese cerrojo)… ¿El motivo de tamaña cosa?.. Muy simple: cuestión de perras. El gobierno judío, el jodío, quiere ponerles impuestos, y tal afrenta resulta inadmisible, naturalmente. Y entonces se pasan por el bajo de los hábitos la fé de los que acuden allí a estar y sentirse donde cuéntame lo que pasó, y apuntan a la diana de los intereses del gobierno que se ha atrevido a semejante injuria, a aquello que económicamente más le duele: el turismo. Y si es el turismo religioso, ya ni te cuento…

            Pero no es que el gobierno judío, el jodío, quiera poner impuestos a la entrada a los Santos Lugares (que ignoro, por otro lado, si los clérigos cobrarán entrada y tendrán su santo negocio montado, como en el San Pedro sixtino y romano). No. El jodío gobierno judío se lo quiere poner a su red de hoteles y hosterías, a sus bares, restaurantes y tiendas de recuerdos, a sus múltiples comercios y a cuanta variedad de negocios explotan las santas iglesias cristianas santas alrededor de los santos lugares santos y cristianos. Y éstos responden que deben estar exentos de impuestos, aunque ellos cobren bulas a los creyentes que creen todo lo que les pongan por delante… hasta joderles a los jodíos judíos el negocio del turismo religioso. O sea, morir matando.

            Curiosa manera de entender las cosas. Es como aquí, en nuestra España cañí y procesional, con la inmorales inmatriculaciones. Que se están adueñando hasta de la Mezquita de Córdoba, explotándola pagando el Estado los gastos, eso sí, y usando cuanto arramblan por el santo morro, exigiendo también no pagar impuestos… encima. La Iglesia cobra, pero no paga, escurre sus caminos santos en franquicia exclusiva del cielo, pero si el mortal Estado pone sus sucias manos en sus ingresos, se cierran los santos garitos de peregrinación en señal de protesta y potestas. Faltaría más, Santo Tomás, que si no ves no crees…

            En fin, son los mismos mercaderes aquellos a los que Jesucristo les volcó los tenderetes, les esturreó las monedas (que luego usaron para pagar a Judas, por cierto) y los echó de la Casa del Padre a vergajazo limpio. Son esos mismos los que ahora se han vuelto a apropiar de esa misma Casa del Padre para hacer sus negocios. Son ellos mismos, que regresaron después revestidos de un nuevo sacerdocio, pero esta vez compraron el templo, y ya no pusieron sus mesas de cambistas en el patio, si no que se instalaron dentro, desde una religión fundada con los restos de la antigua.

            Pero esos nuevos mercaderes asotanados se han instalado en sus despachos y proclaman que ese Templo, y todos los Santos Lugares, y el Santo Sepulcro, y cuantos ellos pongan la etiqueta de Santo, es suyo, de su propiedad indiscutible, y que a Dios lo que ellos digan que es de Dios, y al César que le vayan dando por el… laurel. Que bien mirado, lo del César también es de Dios, que para eso es Dios y ellos sus exclusivos representantes en la tierra, y lo que usted lleve suelto en los bolsillos haga el favor de soltarlo a favor de la Iglesia pobre, que mire lo que le digo… que además de sus únicos intérpretes también son sus únicos administradores…

            Judas se arrepintió, tiró las monedas al suelo asqueado y dolido consigo mismo, y se ahorcó del primer árbol que encontró. Luego vinieron ellos, tiraron el muerto al hoyo, y el dinero volvió al boyo… eso sí, tras bendecirlo de nuevo, pues estaban manchadas por la traición.-