MÁSTERES

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Lo de los máster´s lo único que ha destapado es el tarro de las cremas afanadas… perdón, el de las esencias del sistema de corrupción en España, que tiene ya raíces que llegan a casi todos los estamentos públicos, incluidas algunas universidades. Incluso alguna privada se conoce donde se sacan los títulos incapaces de sacar en la pública, a través de la chequera… si bien no de forma y manera tan chapucera como esta madrileña, que ha dado lugar a descubrirse lo de doña Cristina Cifuentes.

 

            Es que, presentar unos papeles de matriculación con más de 20 días de retraso y un acta de notas sin firmas ni sellos, para, tras insultar tan burdamente a las más elementales inteligencias, volver a aportarlos con cuatro firmas falsificadas, provocando declaraciones de profesores que negaban la evidencia que doña Cristina afirmaba, y la cerrilidad en seguir afirmándose hasta el final por mantenerse en el puesto en lo que se cae de podrido por sí solo, es llevar las cosas hasta la náusea. Ha perjudicado su integridad, la de su partido (esto no es difícil), y ha esparcido la mierda hasta el ámbito universitario, donde se descubre una trama dedicada a facilitar másteres a toda clase de políticos, a procurarles unas condiciones y privilegios extraordinarios, y una red de clientelismo y cadena de favores verdaderamente asquerosa.

 

            El tirón de la manta por el “y tú más que yo” a lo que juega nuestra clase política, ha provocado una cascada de másteres dudosos en casi todos los partidos del espectro político. Más del PP, uno en Ciudadanos de Murcia, otro en el Psoe madrileño, incluso en Podemos de Galicia… éste sí creo que ha dimitido, y el chorro putrefacto de las cremas perdidas y halladas en el bolso, que dan ganas de vomitar.

 

            Pero lo más de lo más ha corrido a cargo de la inefable Cospedal cuando, en la convención del PP en Sevilla, soltó sin ningún tipo de arcada lo de “hemos de proteger a los nuestros”, sin matiz alguno. Como es la mínister de defensa, yo pensaba que su misión es proteger al país, a su ciudadanía, a la que dice servir – o de la que se sirve – y tal y cual. Pero, no. Se refiere a los de su colla y partido. Don Vito Corleone, en la mítica película El Padrino, le dice a su hijo Sonny exactamente: “Hemos de proteger a los nuestros”. Lo único que esta María Dolores demuestra con sus palabras, una vez más, es que la partitocracia en España se mueve y actúa como una mafia consolidada. Hay que defender y proteger a los nuestros por muy corruptos que sean. El fin justifica los medios.

 

            Un antiguo alcalde franquista, reciclado en la UCD, le decía a su gobernador civil: “señor, la confusión es tal, que yo ya no sé si soy de los nuestros”. Y eso pasa en este país con la clase política. Que ellos (los políticos) ya no son de los nuestros. Solo son de los suyos…

 

            Un servidor de los frailes vá a empezar a venderse como lo que soy en realidad, un autodidacta de posguerra intitulado total. Apenas un elemental de los 60. Ni superiores, ni nada. Sin diplomas ni másteres – ni un puñetero masterchef, que ya, ya -  que adornen mi humilde pared. Nada. Estoy limpio total. Ergo, soy de fiar.