MAYO´68

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Este año se cumplen cincuenta tacos del ya famoso – y afamado por lo sobado – Mayo del 68. Es muy posible que se lean cosas, se celebren o se descelebren, o descerebren (de todo habrá) o, al menos, se recuerden aquellos hechos con los deshechos de lo que tuvo a toda Europa en jaque durante tres semanas. Un terremoto con epicentro en París que quiso cambiar el mundo, pero que apenas si se cambió a sí mismo, si lo vemos con la perspectiva del medio siglo.

            Este año, ya digo, es el año, ya lo verán, en el que los de mi generación y de las aledañas, nos preguntaremos unos a otros (y unas a otras, que no quiero yo…), lo de “…y a ti dónde te pilló aquello?”, “…y tú, ándandabas entonces?”.. como si hubiéramos vivido algo tan trascendental como el asalto a las Tullerías, y/o hubiésemos participado en la decapitación de los vieux régims. O como si todos tuviéramos una parte de medalla en unos acontecimientos con los que nos sentimos identificados y honrados de haber sido sincrónicos.

            Pero no fueron los fastos ni la épica para tanto, salvo para contar batallitas a los que nos siguen las ya despelufadas huellas. A mí, por ejemplo, me pilló con 21 añetes peretes, apenas salido de aquella “mili” obligatoria que ya es historia, e intentando situarme en la rueda de esa misma historia. En Paris, ni estaba ni se me esperaba, dada mi situación fami-socio-económico-laboral en que me encontraba tras haber abandonado mi fusil en el armero del cuartel. Aquellas barricadas me quedaban muy lejos, aunque me sonaran muy cerca. Por la cosa de la generación y la sangre, ya se sabe. Se esperaba mucho de aquello. Se decía que esa movida cambiaría Europa, y nos cambiaría todo a todos…

            Muchas ilusiones fueron puestas en aquella ruidosa revuelta callejera que fabricó héroes de couché y frases ingeniosas nacidas de una intelectualidad tan pujante como luego fallida… “La imaginación al poder”, se leía por doquier, o “sed realistas y pedid lo imposible”, que era lo más temible… Erik, el Rojo, empezó de mito activista quematodo y terminó marchándose a los caminos de la historia de esa misma Europa a despojar los templos abandonados del antiguo imperio de sus obras de arte, para luego acabar de marchante rico, una vez prescritos sus expolios. Por ejemplo.

            Y muchos años después de aquello se ha seguido hablando del ya icónico Mayo del 68 como de algo grande, o no, como de una ocasión perdida, o no, o algo así… Pero yo me pregunto, ¿qué se ha perdido?, y ¿quién, o quiénes, lo han perdido?.. Da la sensación de que todos hemos perdido, parece como si todos los que asistimos esperanzados a aquellos sucedidos nos quedamos huérfanos de algo desde entonces.

            Fallamos por el retroceso, nos dirá el maestro armero de ese fusil que dejamos en el cuartel al licenciarnos, se apuntó bien, disparamos pero no apalancamos, y el fuerte retroceso nos mandó el tiro fuera de la diana. A hacer puñetas. Se perdió la presión por las alcantarillas del poder, como siempre, por las mismas cloacas de la posición, la influencia y el dinero por las que se largaron aquellos hippies que vinieron a cambiar el mundo. Todos marcharon victoriosos “al puesto que tengo allí”, esperándome tras la aventura. De político, ejecutivo o funcionario, es igual… Los de Paris, también. Y nosotros,s con ellos. Que cambien el mundo los que vengan detrás, si acaso…