MEMORIA HISTÓRICA

Padres, me sacan para matarme, y me voy muy tranquilo, como un hombre debe ir…”. Es el papel garabateado de despedida que un republicano condenado a muerte, Ricardo García Navarro, de 26 años, mandó a su familia antes de ser fusilado, en 1.939… Su delito: “pertenencia a la rebelión”. Era socialista afiliado, convicto y confeso, en la cárcel de Valencia. En cartas anteriores, les pedía a sus padres que le consiguieran fiadores: el cura, el jefe de Falange, de alguien de derechas influyente del pueblo… No pudo ser… “solo hagan lo que puedan, no se preocupen…”. Fue su nota final.

Es una del millón de documentos del Fichero de Penados custodiado en el Centro Documental de la Memoria Histórica que el Convenio de Digitalización con el Ministerio de Cultura está sacando a la luz, y que tanto trabajo y resistencia se ha tenido que vencer… En el Archivo General de la Administración se guardan también las vidas penitenciarias de 300.000 reclusos, así como las biografías de 37.147 republicanos represaliados condenados a muerte.

María Juana Sánchez Gutiérrez se afilió a la Asociación Socialista de Puebla de Alcocer, de Badajoz, el pueblo donde nació. Ese fue su delito. Al acabar la guerra, fue condenada a 30 años de prisión. Por “auxilio a la rebelión”, reza en su condena. Su ficha la cruzaba una misteriosa línea roja que presupone que estuvo señalada con la máxima pena, que, al final, no se llevó a cabo… Cuando, por fin, regresó a su pueblo, su esposo ya había muerto, y sus dos hijos habían sido criados por unos tíos-abuelos. “No ha sido reconocida por el Psoe para nada”, indica una nota marginal junto a su libertad provisional…

Otro joven que pertenecía al cuerpo de Carabineros (fue disuelto por haberse mantenido fiel a la República), en su mono de uniforme se bordaba el emblema de la Ugt… La Guardia Civil se lo llevó de su casa sobre el mediodía… “No te preocupes, madre, volveré a la hora de comer. Nada tienen contra mí ”… Ya no regresó jamás a su casa. En su pueblo, la gente que lo conocía lo calificaron como “un buen chico”… Existen cientos de miles de fichas donde buscar y encontrar…

Hay muchas personas que opinan en contra de liberar esa Memoria Histórica… Aducen que eso es remover un dolor que debe ser enterrado y olvidado de una vez por todas. Lo respeto. Pero yo opino que hay que enterrar y perdonar, sí, pero no olvidar. Y no por deseo de rencor alguno. Ni hablar. Es nuestra Historia de todos, y hemos de aprender de ella para que no se vuelva a repetir nunca, jamás… Barbaridades se cometieron en la República, como igual se acometió una limpieza sistemática después por parte de los ganadores de una guerra fratricida… entre hermanos de sangre.

La única manera de perdonarnos y de perdonarse es afrontar y asumir los errores y los horrores que provocó, y tenerlos presentes para que no vuelvan a presentarse por los tiempos de los tiempos. Para eso sirve la Memoria Histórica en todos los países del mundo (o para eso debe servir)… Si a mí me hubiese desaparecido un padre, un hermano, un hijo, una madre… me gustaría, en el tiempo, poder acceder a la información real y obtener el consuelo del conocimiento, por doloroso que pueda ser, antes y mejor que dudas y conjeturas alimentadas por un odio irracional…

Hace unos 20 años aproximadamente, los archivos documentales del Juzgado de Paz a mi cargo, fueron clasificados dentro de un programa concertado entre la Consejería y Concejalía de Cultura… La archivera que realizaba el trabajo, me llamó una mañana… Había aparecido una cartilla que llevaba mi nombre y apellido, decía ella, de primeros de los años 40. En ella se anotaba rigurosamente las presentaciones que mi padre debía hacer en el Juzgado de Distrito (Torre-Pacheco, entonces), primero semanalmente, luego mensualmente, tras su libertad provisional concedida desde la cárcel de Alicante, tras una odisea de guerras, exilio, campos de concentración, trabajos forzados y cárceles… Le pedí a Charo, la archivera, que, por favor, me dejara solo… Y lloré. Lloré como un crío. Pero sentí una inmensa paz y agradecimiento por ello. Y mi espíritu quedó en equilibrio con la historia y con el mundo…

Es el conocimiento y la asunción de la realidad lo que estabiliza el sentimiento. Y los Archivos de la Memoria Histórica es la herida abierta que cicatrizará una vez expuesta al sol y al aire… Es la mejor medicina para el alma. Créanme…

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