MUJERES Y AFGANAS

¿De qué vale a las afganas que Kamala Harrys, por ejemplo, sea la mujer - en teoría - más poderosa del mundo? (si es la vicepresidenta de un país donde a su presidente se la considera así, es lógico que ella ostente la misma posición, digo yo). ¿En qué queda el logrado hito de la estadounidense si el ejercicio de su poder es un calco de los llevados a cabo por varones blancos, ricos y honorablemente honorables?.. Su adláter Biden se quedó tan pancho con su discursiva hipocresía, cuando soltó: “nuestro objetivo era acabar con el terrorismo”, es decir, que la intervención militar y ocupación del país durante 20 años no tenía otro objeto que el de proteger a los únicos seres humanos dignos de ser considerados como tales, o sea, los que ellos señalaran (las mujeres seguían igual), y ahora las dejan en manos de esos mismos terroristas.

¿Qué fue de aquél “eje del mal” y de la implantación de aquellos derechos fundamentales, y de libertad humana, y de igualdad entre sexos, y de todo aquel parlamento falso?.. Pero, a lo que íbamos: esta “poderosa” dama, mujer, negra y de origen asiático, esto es, interracial, ha suscrito, punto por punto y coma por coma, la totalidad del discurso de “su jefe”, convirtiendo en un frívolo slógan el mensaje de transformar el mundo a través de la igualdad, el feminismo y el antirracismo. Para eso se la puso, dijeron entonces. ¿Qué le importa que, a partir de ahora, a las afganas se les borre del mapa, se las condene a renunciar a la poca dignidad conseguida, y sean enterradas en vida con la mortaja del burka o del nihyab?.. Total, nacieron con el sexo equivocado en el lugar erróneo, ¿no es eso?.. pudiendo haber nacido en Norteamérica, por ejemplo…

La retirada precipitada, bendecida al alirón por la Onu y su unión, abandona a su suerte a cuántos y cuántas, de un modo u otro, formaron parte del intento de democratización de su país, condenándolos a una muerte segura, o algo peor que la propia muerte. Y todos ellos, y ellas, y sus hijos, jóvenes y pequeños, niños y niñas, habrán de pagar las decisiones geopolíticas diseñadas desde confortables despachos con moqueta, asientos de piel, y aseo privado… Kamala Harrys, como la mujer negra dada por la más poderosa del mundo, utilizada para recaudar votos, entra, de pleno, en esta postura. Es el precio por pertenecer a tan prestigioso club. Las mujeres también, claro… Más, ¿en qué se nota aquí el color, o el sexo, de toda una vicepresidenta de EE.UU.?. De momento, me temo, que en nada… Ya veremos cómo se maquilla la cosa en este inmediato futuro.

Incluso para tratar de justificar este cínico manierismo, he llegado a leer por ahí, emergiendo de nuevo entre la basura de la historia, las vergonzosas difusiones de siempre sobre las víctimas de las teocracias absolutistas: que es que está en su cultura; que lo llevan en su Adn; que son felices siendo esclavos (y esclavas, claro); que son así y no quieren cambiar; en definitiva: que ellos/ellas tienen la culpa de lo que les pasa… ¿Pues no habían ocupado su país durante dos décadas, precisamente para cambiar todo eso?.. Evidentemente, para eso precisamente, no. Los intereses eran muy otros.

Pero el clamoroso silencio de todo este triste desatino y del aún más triste destino de las mujeres afganas, viene de esa “internacional feminista” que calla, asiente, y justifica junto a Kamala Harrys, uno de sus más lucidos tótems… Todo ese “feminismo de camiseta”, como lo califica la prestigiosa periodista Najat El Hachmí, de quién tomo prestados estos apuntes, es el que echo en falta en estas ocasiones… Deberían estar ardiendo las redes; echando chispas todos los foros; tendrían que haber pegado fuego a los medios, como cuando hicieron con Woody Allen (a pesar de haber sido declarado inocente por dos veces), o con Plácido Domingo, o Kevin Space, o con tantos otros… Aún con mucha mayor razón contra esto que está pasando: la institucionalización permitida a un régimen por la anulación de la mujer. Se van a violar, abusar, anular y/o matar a millones de mujeres en Afganistán… Son miles de Bernsteïn (cien veces peores) con el Corán entre las piernas y el látigo entre las manos a los que han dado suelta para que hagan con las mujeres lo que quieran… ¿Eso no cuenta para las del Me Tóo y Cía?..

…Porque, para los políticos que toman las decisiones con nuestros votos, se ve que no; para las políticas que toman las suyas, tampoco, - parece cosa de una mal entendida paridad – y para la yihad mundial del feminismo, por lo que también parece, tampoco… Se vé que la mujer, las mujeres, por millones que sean en Afganistán, aún no son causa y motivo de una acción de fuerza, armada, bélica, diplomática, económica, o llámela como usted quiera… Una sola, Helena, justificó todo una guerra, y se armó la de Troya. Y ahora, no solo no se ha movido un pelo por tantas, si no que hasta los panfletarios y panfletarias de siempre han callado sus voces, y han cedido sus veces… Extraño mundo éste de derechos vendidos, si no perdidos…

Y extraño que un servidor (al que aalgunas de “ellas” me han llamado machista por mis opiniones antibuenrollito) tenga hoy que incendiar el indigno e indignante secarral, en vez de las siempre portadoras de las antorchas.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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