NO ES ESTO...

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El Papa Francisco se ha reunido recientemente con sus casi cien embajadores de la Santa Sede (léase Nuncios Apostólicos), esturreados por el ancho mundo, muchos de los cuales están jubilados pero cobrando como si no lo estuvieran, porque aquí, en la Iglesia, también los cargos crean carácter, como el sacerdocio, pero en bolsillo – es la norma de Santa Rita, que lo que se dá… - ya saben. Y el Pontífice se les ha quejado muy amargamente ante sus narices de su comportamiento, y les ha soltado cuatro frescas, aunque ellos, la verdad, pasan del tema, de este Papa, y hasta del mismísimo Evangelio. No así de sus privilegios, claro.

            Y ha abroncado a sus Nuncios por el lujo desmedido con el que se rodean, de la forma tan poco cristiana como viven, y ya de paso y porque viene al caso, les ha dicho que está hasta la mismísima tiara de que lo despellejen a sus espaldas. Incluso de fomentar falsedades de que protege a abusadores sexuales, cuando son ellos mismos los que lo hacen, y él intenta ímprobamente combatirlo… Prácticas todas muy poco cristianas, aunque sean de muy arraigado catolicismo. Y es que, una gran parte de esta curia de curianas se ha organizado para atacar a este pontífice desde las redes, con infundios y face news, desde sus propios cargos eclesiales, e incluso desde medios de comunicación financiados, en muchísimas ocasiones, por grupos financieros y de poder de la extrema derecha. (E.P. 14-06, pág.5). Y les ha reclamado austeridad, en sus formas y en sus fondos, a través de un decálogo de buenas maneras, al menos. Le deseo suerte y acierto, pero se le vá a quedar en agua de borrajas.

            Los rifirrafes internos estos, apenas translucen a la grey. Ya se encargan ellos mismos de ocultarlos en lo posible. Existen dos o tres poderosas razones. Los medios de comunicación son temerosos de dar a conocer lo que el Estado tiene protegido por medio del servil Concordato. La gente está (y se le tiene) demasiada ocupada en fiestas, deportes de competición, festivales, tradiciones y quedadas manipuladas. Y el férreo cuerpo de guardia de la Conferencia Episcopal mide muy mucho sus silencios y escamoteos, mientras abreva al personal con otras cosas.

            Pero se está dando el caso, dentro de la confesión católica actual, de que existe un abismo brutal entre el propio Papado y la generalidad de los llamados creyentes. Obedientes éstos a un sacerdocio marcado de cerca por unos obispos y cardenales inquisidores que le han hecho el vacío al mismísimo Papa. De forma y manera que su voz no llega a su base, si no es filtrada y manipulada por el tamiz interesado de que las cosas no cambien, de la camada de epíscopos que dificultan el cambio del catolicismo al cristianismo recobrado.

            Existe una interesada falsedad de la realidad en cuanto a que no se es creyente si no se es practicante. Sacro embuste. La práctica dogmática de los sacramentos impuesta por cualquier religión nada tiene que ver con la auténtica fé y la verdadera creencia. A veces, incluso la secuestran y la deforman. Y más cuándo se someten a prácticas rituales obligatorias a las que han vaciado de sentido y contenido. Sobre todo, de sentido común y de contenido trascendental. Un practicante obediente es un buen practicante, pero un creyente obediente casi nunca es un buen creyente.

            Y un Papa tan cristiano como parece querer ser éste, no encaja en una curia tan católica como es ésta. Por eso mismo se le aísla con un cordón sanitario, no sea que los fieles se contagien y nos salgan por peteneras a estas alturas del tan bien montado negocio…

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