NO MATAR

 

Con nuestra manía enfermiza de etiquetar el delito estamos perdiendo la perspectiva del propio delito. Parece que es más importante el por qué se mata que el hecho mismo de matar…

“Estoy muerto sin morir en mí”, pues no sé si fue por terrorismo, por homofobia, por enajenación mental, por violencia de género, por simple odio… parece meditar la víctima, una vez ya despachada…

Con lo fácil que sería una condena sin paliativos por el mero hecho de asesinar, no importa causa, motivo o calificación del hecho. El Yahvé aquel, ya vé, fue claro, conciso, objetivo y efectivo: “no matarás”. Sin más añadidos ni más descuentos. Punto pelota…