OIGO PATRIA TU AFLICCIÓN... (I)

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Y escucho con gran desconcierto… Escribo esta crónica al borde del día de reflexión previo a ir a confesarnos ante la urna de las lamentaciones (para luego volver a pecar de nuevo) al más puro estilo de la Torah judía. Y no deja tampoco de ser una reflexión en el límite fronterizo de la gran parida nacional que suponen unas elecciones convertidas en erecciones, pues los que salgan habrán ganado y los que pierdan no habrán perdido… Y toda vida seguirá iguaaal como cantaría Julio Iglesias… o peor. Como siempre ocurre y se escurre luego, en los análisis aledaños al gran drama. Naturalmente…

            Así que valga el comentario como antesala a la gran farsa, pues farsa y drama lo tienen todo en común. Toda farsa es dramática tanto como que de todo drama maman los farsantes. Es un hecho que se repite en la historia de los pueblos. Bien… vayamos al grano. En una de las últimas escaramuzas públicas con que los falsarios protagonizan ante los medios, le oí a Santiago Abascal, santo patrón de Vox por la gracia de Dios, (y de sus sagrados votantes que suele ser lo mismo), una frase que puede vale todo un reyno: “solos los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria”, aludiendo, claro, a su disfraz social, y eludiendo lo de su farsa social.

                De lo que estoy seguro es que Abascal sabía que la estaba plagiando de un ilustre fascista histórico, Ramiro Ledesma Ramos, fundador de unas JONS – Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista – que unió a mayor gloria de la Falange Española Tradicionalista, de José Antonio Primo de Ribera, mártir de la causa por mano (oculta y taimada) del propio Franco… Y se refiere, naturalmente, a su convencimiento de que la patria de los humildes está en conseguir y conservar su trabajo para poder facilitar el pan a sus hijos, y que lo demás  es una patria un tanto ajena. Por supuesto, esto, que parece de izquierdas, no deja de ser populismo del duro. Pura demagogia, pero que, como la propaganda goebbeliana, dá sus buenos frutos.

 

            De lo que también estoy seguro es que don Santiago no sabía que esa frase-idea la sacó su antecésor-falangista, nada menos que del Manifiesto Comunista: “Los obreros no tienen patria, y no se les puede quitar lo que no tienen”… Si se toman la molestia de pensarlo un poco, advertirán que el contenido es idéntico, y el mensaje el mismo. Ramiro Ledesma, licenciado en filosofía y discípulo de Ortega y Gasset, sí que sabía perfectamente que lo había tomado de Marx, y de Engels, pero Abascal, aportaría mis lereles a que no tenía ni puta idea de que “su” frase venía de lo más profundo del ideario comunista...

 

            …Pero él es del caralsol glorioso y de impóluta camisa nueva. Nada que ver, todo lo contrario, opuesto a sangre y fuego a las izquierdas disolventes y destructoras de la Patria, con mayúsculas. Él encarna la vacuna contra todo ello, él es el bastión que se opone a la ideología venenosa de toda izquierda…

           

            Y, sin embargo, ambas ideologías antitéticas se simbolizan en una misma frase, en lo de la patria de los pobres que no tienen patria, usada por los dos cuentismos de lo mismo… curioso, ¿verdad?. Pues no lo es. En realidad ambos dos están proponiendo un nacionalismo, si bien envueltos en diferente papel timbrado, uno incluyente y el otro excluyente. Donde el Estado sea dueño y señor de almas y haciendas, y mentes a ser posible, y donde cada “patriota” esté dispuesto a sacrificar su destino y sus esfuerzos a esa patria que les graban en su espíritu de lucha, en su alma-mártir de un todo-por-la-patria (ya lo usó el franquismo en sus cuarteles)… Poco importa que ese nazionalismo sea integrista o separatista. Al final, los dos son nazi-onanismos.

           

            El separatismo avalado por las izquierdas se basan en el Cap. II del Manifiesto Comunista y se aferra en ir contra “la nación burguesa”, pero no ven que tras su revolución hay una alta burguesía que maneja los hilos de la derecha más extrema. Los integristas de Vox, sin embargo, eso sí que lo saben… y no lo disimulan. Pero el engañabobos es exactamente el mismo.

           

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