¡...OLÉ!

 

La verdad es que por mi gusto hubiera dejado más espacio antes de abordar otro artículo sobre lo que yo llamo nuestra “animaliosis” patria: festejos populares, toros y demás, si no hubiera sido por una noticia que semanas atrás puso a nuestra región como digno ejemplo y modelo de lo que digo, y no quiero dejar que “se me pase el arroz”. En Abarán se celebró una novillada a título de “clase práctica” para niños, a cargo de la Escuela Taurina de Murcia, retransmitida por la 7RM autonómica, cómo no, claro, y a modo de experiencia única en España, o al menos pionera, de cómo adiestrar a los chavales en la cosa de matar bichos (toros).

            Por supuesto, diversas asociaciones animalistas se reunieron con autoridades y directivos de la cadena del autoaplauso para tratar de disuadirlos de semejante proyecto, aludiendo a todas sus más que sobradas razonables razones. Pero nada. La sensibilidad de nuestros políticos no llega a lo de la violencia hecha arte, ni al derramamiento de sangre hecho fiesta, ni al maltrato animal hecho cultura. Cuando los votos lleguen desde la vía contraria, a lo mejor piensan distinto. Pero de momento toca defender la colecta de la mayoría, y entonces esgrimieron que solo era una especie de “perfomance”, una pedagogía de la tradición, una experiencia educativa… Tampoco nos ha de extrañar, cuando ya corre por allá arriba el borrador de un Decreto sobre la creación de una Formación Profesional en Tauromaquia, tras la bárbara barbaridad de haber protegido y blindado “La Fiesta” a nivel institucional, como la Ídem Nacional.

            Naturalmente, las organizaciones en defensa de los animales tampoco tienen mucha autoridad moral tras las desgraciadas “dejadas” en las redes de sus activistas más animalescos. Combatir la violencia contra el animal con la violencia contra las personas, no infunde credibilidad, esa es la verdad. Y últimamente no están siendo muy finos, ni delicados. Deberían hacérselo mirar y tomar medidas. Si bien es cierto que tengo mis dudas de que sean auténticos defensores de la fiesta camuflados de lo contrario a fin de boicotear los movimientos animalistas… No sé, no sé… Dado el percal del paisanaje nada me extraña por parte de nadie.

            Pero nos enfrentamos con nuestros propios fantasmas históricos y nuestras más genuinas y brutales tradiciones enraizadas en nuestra genética más oscura. Es cierto que hay una cada vez mayor cantidad de personas concienciadas que consideran el espectáculo cruel y anacrónico, si bien temen ser tachados de antipatriotas, tal es el chantaje moral utilizado desde los ámbitos taurinos e incluso políticos: poner en duda la españolidad del personal… pero no es menos cierto también que aún existe una inmensa mayoría de ciudadanos - y eso hay que reconocerlo y respetarlo - partidarios de seguir matando con arte…

            …Que ésta es la definición antigua y auténtica de esto. La de “El arte de matar”. Lo de la “Fiesta” fue un capote a posteriori para tapar el hedor de la matanza… Era, y es, El Arte de Matar, lo que lo expresa más genuinamente y mejor que cualquier otro alias empleado. Es lo más exacto, y lo que más se ajusta a la realidad. Porque no olvidemos que se puede hacer arte con cualquier cosa y de cualquier cosa… hasta del derramamiento de sangre y del sufrimiento producidos a unos para el placer de otros. Aunque eso también tenga otro nombre. El Marqués de la Sade también fue un excelso escritor y sublime literato. Pero en democracia, hay que asumir que si la mayoría dice que eso es virtuoso… pues, amén Jesús. Ni dos palabras más…