PÁ TRONCHARSE...

Lo último de los negacionistas es buenísimo, no me digan que no… Ustedes saben que la luciferasa es una proteína bioluminiscente que la ciencia utiliza en medicina porque le permite el seguimiento celular en su trazado orgánico, entre otras aplicaciones… Y que es un componente natural que abunda en las luciérnagas, ciertas algas y hongos, medusas, bacterias, pensamientos de mar, copépodos, etc… Lo que ya no sé si sabrán, pero se lo digo yo con mucho gusto, es que el nombre se lo puso un farmacólogo francés, un tal Raphäel Dubois, hace más de un siglo, por la razón tan simplemente simple que tal proteína resulta ser “portadora de luz”, sin mayores leches…

…Y, bueno, aparte también saben que, del latín lucifer, los poetas llaman así a la estrella de luz, o el lucero del alba, Venus… Y, ¿cómo no?, también es, o era, portador de luz nuestro insigne camarada alado de los ángeles rebelado: el jodido diablo, Lucifer, que tampoco se calentaron mucho la cabeza a la hora de bautizarlo con algo tan elemental y simple… A ver, lucifer, en latinus, es “ser de luz”, ¿no es así?.. pues, vale, eso mismo… Y así se le quedó puesto. Luego, lo de Satán, Belcebú, etc., son nombres añadidos a una parentela imaginada por una cultura de otras culturas.

Pero, a lo que íbamos, joer, que se me va el diablo al cielo… Ahora, los negacionistas se montan la de Cristo (Rey) como endemoniados que son, en las redes sociales. Y dicen y proclaman que la vacuna lleva luciferasa (este extremo, un servidor de las monjas lo ignora), y propagan el consejo de no vacunarse porque quieren meternos el diablo en el cuerpo, así, literalmente, y que esto bien puede ser el principio del fin del mundo… Hay millones de buenos ciudadanos que se lo creen a pies juntillas, aumentando el ruido mediático de un negacionismo que, lo que en realidad persigue, son otros intereses menos interesados en la angeología, precisamente, y válgame el Señor y la redundancia.. Si de algo sirve, yo me voy a permitir añadir algo de mi cosecha a tan brillante deducción. Atenta la tropa: sé de muy buena tinta y mejor tintero, que las autoridades sanitarias españolas, van a vacunar a todo ciudadano hijo de vecino bautizado, ante la discreta presencia de un exhorcista autorizado por la conferencia episcopal española…

Algunos científicos, ¡hay que joerse con la manera de perder el tiempo!, están intentando desmontar esta trola… (¿es que puede haber personas que se crean esto y puedan seguir siendo personas?), dando explicaciones de que en los componentes de las vacunas no tienen por qué llevar luciferasa, pues no tiene sentido práctico alguno, pero que, aunque la lleven, es un producto absolutamente inócuo y que tal y cual señor Pascual… Y que tampoco llevan ese microchip que dicen diseñado por Bill Gates para domeñar a la humanidad, pues, ya de paso, y puestos a negar bulos, aprovechamos hilándolo al anterior… Pues miren lo que les digo: si una humanidad está tan aborregada como para tragarse semejantes boñigas, que la adocenen aún más con un chip, me parece un gasto tan inútil como innecesario… Con un simple silbido acudimos tós, como las cabras.

El caso es que, ante tales brotes de irracionalidad, la Agencia del Medicamento americana, la FDA, ha optado por la transparencia, publicando todos los componentes de la vacuna Pfizer… Ya saben, sales, grasas, azúcares, aminoácidos… una lista que aburriría al santo Job, más, claro, el Arn modificado, que es el “mensajero” que toda vacuna que se precie lleva incorporado… A mí, francamente, todo esto me parece de una estupidez espantosa. Lo que los laboratorios deban de aclarar por ley – en unos folletones que nadie lee, por cierto – o no, es irrelevante, puesto que todo se basa en la fe, o no, en la ciencia. Los negacionistas pueden seguir diciendo que todo eso es mentira, o que le han cambiado el nombre al perejil del potaje… porque, claro, no van a poner en el papelico que nos están inoculando satanes de esos en vena…

Sin embargo, lo que es evidente y resulta innegable, precisamente eso, no queremos creerlo. Que nuestro Gran Satán es el cambio climático, la emisión de veneno a la atmósfera, la tierra y el mar, el descongelamiento polar, la contaminación como productora directa de las pandemias, no queremos verlo, ni admitirlo. Nos negamos a sentirnos corresponsables del desastre… Y eso sí que no es un bulo. Y eso sí que es la causa y el origen de todo. Y ahí sí que somos todos negacionistas, y metámosnos tós y sálvese el que pueda, como bien decía mi querido y buenamigo curantonio…

La realidad única es que somos tan gilipollas que no nos damos cuenta que los satanases somos nosotros, y que ya estamos metidos los unos en los cuerpos de los otros y ellos en el nuestro, y que ya no coge un demonio más dentro de cada cual, porque tendría que salir otro por el culo… Y que de lo único que no estamos vacunados es de nosotros mismos. Y que eso sí que es un riesgo grave…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo