PENSEMOS UN POQUICO...
- Por miguel-galindo
- El 27/03/2020
Era seguro que el confinamiento se alargaba. Y que quede ahí. Se nos venía preparando el ánimo desde el principio. Lo que pasa es que el ejecutivo prefiere hacernos tragar las píldoras por dosis, pero todos sabemos, o deberíamos saber, que el tratamiento es largo. Habría que hacer acopio de la mejor medicina popular que tenemos más a mano. Aquella de la que todos saben: ajo y agua (a joerse y aguantarse). Yo no puedo darles consejos ni a los que me siguen, ni a nadie. Pero sí puedo contarles una historia real:
En 1.665, se desató una especie de peste tardía en Inglaterra. Allí, en la Universidad de Cambridge, había una especie de estudiante becado pobre, que se ayudaba en su mantenimiento haciendo tareas serviles a sus propios compañeros universitarios, como vaciar sus bacinillas todas las mañanas y cosas así… Cuando se percató que esas labores lo exponían muy directamente a la enfermedad, se largó a su pueblo, Woolsthorpe, en el condado de Lincolnshire, y allí se tiró el muchacho la friolera de dos años de cuarentena…
Este joven se llamaba Isaac Newton, y en su confinamiento fue cuando lo de la conocida caída de la manzana, que ya no se sabe si fue real o solo en su imaginación, o fue una pera, o una piña, pero sí es seguro que del descubrimiento de la fuerza de gravedad y su famoso teoría de la atracción universal derivó una de las más importantes leyes físicas de la ciencia y de toda la humanidad. Y ocurrió, precisamente, en ese tiempo de confinamiento.
Es posible, y remacho lo de posible, que en la Universidad no se hubiera obrado el milagro. O sí, eso nadie puede saberlo, pero fue un entorno de paz, de quietud y de interiorización lo que hizo posible uno de los hallazgos más importantes del mundo. Y eso nos tendría que llevar a pensar en algo que suele pasarnos desapercibido, dado el fárrago en el que andamos abducidos por aquello que llamamos “normalidad”. Y es que, en las escuelas, institutos, academias, centros y universidades, sí, es cierto, se imparten conocimientos, datos, formación e información, pero no se transmite sabiduría, porque la sabiduría se encuentra en el recogimiento y en la observación. Se nos dan temas, pero no se nos enseña a pensar.
Yo no digo, con este ejemplo real, que puede que de este confinamiento nos nazca un Newton, o una obra maestra de la literatura como el Decamerón, de Giovanni Bocaccio, que igual nació de una reclusión en una villa por una peste habida en Florencia, aunque tampoco se puede negar tal posibilidad. No… lo que digo es que el desconectarnos, aún brutalmente, y por mucho que se considere una desgracia más que un regalo, puede brindarnos la oportunidad de sosegarnos y buscar en el interior de nosotros mismos, a ver si encontramos algo que merezca la pena… Ya saben, lo de aquel nazareno inmortal: buscad y siempre hallaréis…
Es posible, vamos, es casi seguro, que me contestarán muchos, airados, o no me contestarán pero lo pensarán, que el miedo y las graves preocupaciones y problemas que nos procura esta “peste” actual, no es precisamente lo más adecuado como para darnos paz de espíritu… Y puede ser, según, cómo y porqué… Tampoco creo que a Bocaccio ni a Newton no les invadieran las mismas angustias y temores. Como a todo el mundo, naturalmente…
Lo que digo es, que cuando las circunstancias nos superan, y superan todo lo que está en nuestra mano hacer, cuando nos obligan a pararnos en seco, a quedarnos quietos donde estamos a esperar a que pase todo, esa misma calamidad nos está facilitando la ocasión de abstraernos y poner en marcha el mecanismo de pensar de verdad. Otros lo llaman meditar. Lo que sea…
Tenemos días de sobra, al menos, si no otra cosa, para intentarlo. Yo no digo que vaya a dar a todo el mundo espectaculares resultados, ni que vaya a resolvernos los problemas, que vendrán por sí solos cuando vengan. Pero sí sé una cosa: malo, no es.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php / próximo programa, día 27 Marzo: …MISIÓN CUMPLIDA
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