PERSONA O LOBO

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¿Alguno de ustedes sabe cuál es la raíz de la palabra “persona”?.. A ver, adivina, adivinanza… Viene del latín. Como todas, dirán todos. Bueno, algunas vienen del griego, pero sí, ésta viene del latín per-sonare, o sea, por, o pendiente de, o para, sonar… algo por escucharse, una entidad aún por oírse… Un a ver qué nos dice ese, o esa…

            Según la etimología de la palabra, es como un intérprete que aparece en un inmenso escenario, entre otros muchos e incalculables intérpretes per-sonare, y que tiene que decir algo en la nunca acabada obra del mundo. No me digan que no es sugestivo. Según la cultura clásica, la griega, todos somos actores del teatro del mundo, actuando e interactuando con ingentes cantidades de otros actores, componiendo todos un drama y una trama sin fín. Ellos inventaron las máscaras para tapar las caras. Otra etimología más: más-cara, otra cara, otra cara más, encima de la cara auténtica…

            De ello han pasado milenios. Y se ha producido una extraña simbiosis. Antes, el actor del teatro del mundo ocultaba su verdadera cara con una más-cara, o car-eta, con que disimular un rostro auténtico que desnudaba el alma a través del espejo que es ese mismo alma. Hoy, sin embargo, la per-sona, ha modelado su cara de su propia máscara, con lo que ya no necesita careta superpuesta alguna. Su alma ya está cubierta, oculta, tapada, en-mascarada… Y si en Carnavales, antes Carnestolendas, nos disfrazamos, es porque nos ponemos una máscara sobre otra máscara. Ya no me conoces. Ni siquiera me parezco a la que tan solo parezco que soy…

            No sé si fue Baltasar Gracián el que dijo aquello que se repite tanto de que “el hombre es un lobo para el propio hombre”. Pero, fuera quien fuera, eso no se ajusta a la realidad, porque el lobo es un animal social, de clan, que cuida de los suyos y defiende su comunidad. Y no se vende a nadie por nada. Y ningún lobo puede ser un hombre para el propio lobo, por lo que tampoco se puede dar su paralelo para con el hombre. Así que el hombre, si acaso, no sabe, ni puede, llegar a ser lobo para con los hombres, qué vá!.. el hombre es hombre hasta para los propios hombres, eso sí. Hoy está con los suyos, mañana estará contra los suyos. La fiereza y deslealtad de un hombre, no la tiene el lobo.

            Pero el reducto más identificativo, y despersonalizado por encaretado, y enmascarado, donde se dá esto, es en la manada política. En la casta y raza política. Donde se alían o se lían, se desalían y no se deslían, se babean o se navajean, se defienden y se atacan, sin el menor pudor ni congruencia. El lobo tiene más lógica en su relación con otro lobo, que el político en su relación con otro político.

            Y eso es porque el lobo no entiende de máscaras, no sabe de caretas. Y la per-sona hace de su ser humano una careta. Es un maestro consumado de la mascarada. Se disfraza de amigo, de enemigo, de lobo, de santo… y hasta de persona, si fuera preciso. Pero el lobo solo puede ser lobo sin tener que disfrazarse de lobo…

            No sé si me comprenderán el de esta semana. No sé si habré conseguido hacerme entender. No sé si aún estoy en per-sonare, o ya sueno a cansino. No sé si ya habré subido al estatus de lobo. Creo que ni eso…

 

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PRÓXIMO VIERNES, 29 DE JUNIO, 10,30 hh. En 187,7 FM: Programa de Radio EL MIRADOR.- Título: LA MEDIACIÓN  (Lo que debería saber)