POSTURISMO
- Por miguel-galindo
- El 11/07/2017
No sé si se habrán dado cuenta. Pero tenemos unos líderes políticos que se retratan a sí mismos con sus poses y sus posados. Y muchas veces no son espontáneos, son estudiados. Sobre todo en esa pasarela que es el pasilleo de las Cortes, donde una nube de fotógrafos y cámaras, de informadores, les forman y conforman una cohorte pretoriana a un lado y a otro de su airosa y gloriosa marcha. El posado de Mariano Rajoy es mayestático, pura esfinge, y contesta a las preguntas sobre la marcha abriendo mucho los ojos y poniendo cara de sorpresa, como si de lo que se trata no fuera con él, y en un intento de eterna huida, como de escabullirse… De hecho no dan la cara ni la talla. Ninguno de ellos.
…Pero si el del líder de la derecha es puro fachismo, el de los de la izquierda es pura fachada. Algo así como “con mi figura lo tenéis todo, mirad bien y recrearse en mi físico quántico, chicos y chicas”, o algo muy parecido. Cuando Pablo Iglesias avanza entre los objetivos se siente glorificado, y adopta y se adapta a la figura del tecnócrata sibilino, así, como encorvado, pecho encogido, cabeza en ariete,,, pone cara de funcionario trasventanillado cuando dice sus cosas, algo así como “esto es solo para inteligentes y puristas”, cuando es para carteristas, y no puedo evitar imaginármelo vestido de Maquiavelo.
Pedro Sánchez, sin embargo, es un cruce de Gary Cooper y John Wayne, con una leve pincelada de Henry Fonda. Lo ves moverse condescendiente, con ligero pero estudiado, balanceo de caderas, parsimoniosamente, luciéndose, vaqueros de talla corta que resalta su bien tallada figura de pistolero, y su mucho más estudiado cabeceo con su impostada semironrisa para mojar bragas y cautivar voluntades. Posiblemente sea al líder político al que más se le note su acusada afectación en el postureo del así me veo…
Ya digo. Yo creo que la derecha de este país, antes de salir de casa por la mañana, se mira la corbata, el pin de la solapa, y que el pelo esté en su sitio, y poco más, pero lo que es la izquierda… Me dá la sensación que es muy cuidadosa de su imagen, y que mira y se remira el gesto, la pose, los guiños, la mirada, el cómomepongo y el dequémepongo. Y me huelo, fíjense, que miran muy bien mirado el mensaje de la ropa que se ponen en según qué y para qué… Ya saben, de semiprogre, de progre entero, o de descuidada seriedad si me trajeo, ustedes ya me entienden…
Todo esto lo comento porque me parece captar un cierto paralelismo narcisista entre lo que dicen y cómo se visten para la ocasión. El cómo cuidan el detalle así, como sin querer queriendo, ya saben. Y se crean a sí mismos y se recrean en ello hasta parecerme notar una cierta dosis de vanidad… A veces, yo diría que hasta una colosal vanidad en sus planteamientos. No sé lo que las ideas influirán en el vestir o el vestir en las ideas. Y lo de las poses, ya ni les cuento cuánto…
Tan es así, que en sus gestos de izquierdismo prefabricado los llevan a despreciar a los que se jugaron el tipo de verdad, a los que dieron la cara en su día, a los que expusieron hasta el pellejo para conseguir lo que estos actuantes ahora se permiten monopolizar, pisotear y relativizar con tanta frecuencia y con tan ignorante ligereza. Su libertad, su seguridad, sus privilegios de niños bien que juegan a progresismo, se los deben a los que se permiten criticar, por el mero hecho de que ellos nunca votarían en Europa con los fascistas de Le Pen ni de Farage, ni justificarían a sátrapa sanguinarios como Maduro, ni tienen ninguna necesidad de levantar ningún puño ni cantar ninguna internacional para tener que justificar lo que son, piensan y sienten…
Ellos, claro, ellos tienen que justificárselo y demostrárselo a sí mismos cada día, haciendo uso del ropero de fondo de armario de opereta, y montando sus circos mediáticos con y para los que, como ellos, no tienen ni p… idea de donde les viene lo que tienen y desprecian, ni quieren saberlo. Y gesticulando una actitud de la que no tienen aptitud. En pocas palabras: para los de mi generación, no son creíbles.