PRINCIPIOS DE JUSTICIA
- Por miguel-galindo
- El 17/09/2019
No quiero poner en tela de juicio los juicios (valga la redundancia) mediáticos y sumarísimos que los colectivos feministas y elegetebistoideos están llevando a cabo sobre hombres de nombres conocidos, artistas o famosos, etc. sobre abusos machistas – permítanme que los califique, al menos hasta que se prueben, de supuestos – y algunos aparentemente cometidos hace treinta o cuarenta años. Me repugna el abuso de posición o de la fuerza para someter y humillar, o abusar, de cualquier mujer como de cualquier persona. Pero igual me repugna que se permitan hacer acusaciones anónimas y, por lo tanto, absolutamente gratuítas, sin un solo testigo fiable y con meras suposiciones circunstanciales de aquellos o aquellas que pasaban por allí en un momento determinado y creyeron ver o vieron lo que les contaron hace tres o cuatro décadas. Es el escenario perfecto para un linchamiento mediático. ¡ Menudas garantías jurídicas..!.
La Presidenta del Jurado de Cine del Festival de Venecia ha boicoteado una película de Román Polanski porque hace 42 años fue acusado y hallado culpable de una violación. Está en su perfecto derecho. Dice que ella “no separa al hombre de su obra”. También está en su perfecto derecho. Pero eso se arregla dimitiendo del puesto. Si a esta persona se le juzgó, se le impuso pena por su delito, y la ha pagado y cumplido, no se le puede negar la capacidad de regeneración y/o arrepentimiento de algo que hizo hace más de 40 años y por lo que fue juzgado y condenado. Puede no existir el perdón (solo Dios puede perdonar y nosotros no somos Dios), pero puede existir el principio de justicia, (aunque también nos consideremos por encima de la propia justicia).
En el Festival de Salzburgo, por ejemplo, sí han sabido separar al hombre de su obra, y han dedicado a Plácido Domingo enormes ovaciones. Machismo o no, es el mejor artista del mundo en lo suyo, y es eso lo que se le reconoce, y lo que le está cayendo, salvo por un par de casos, creo, que son acusaciones personales, el resto son todas anónimas, y aún tiene que ser juzgado y demostrado por unos hechos de supremacía de hace 35 años. El goteo de después se han ido sumando bajo la capa anónima de acusaciones gratuitas que, bien es verdad que pudieron ser, pero también es cierto que puede que no. Si así fuese, tales delitos no deben prescribir y deben ser sancionados, pero debemos obrar con un mínimo sentido de justicia y con la presunción de inocencia hasta no ser juzgado, hallado culpable y condenado. Y eso no ha ocurrido aún. En Salzburgo, se ha cumplido con el artista. Ya se verá con el hombre…
Lo que no es de recibo es que personas que han sido declaradas inocentes, como Woody Allen, repetidas veces además, Morgan Freeman, Kewin Space… se les haya perseguido, machacado, perjudicado profesionalmente y hundido en su honor personal, solo por conjeturas avaladas por un efecto mediático brutal por parte de colectivos de ya casi corte yihadista y que se están volviendo un auténtico poder en la sombra. Yo no sé hasta donde se abusa de la justicia y hasta dónde se emplea la venganza. La venganza por la fama, por la envidia, por la vanidad humana, por supuestas prepotencias, por adquisición de beneficios, o por el simple hecho de ser hombres, y en ellos ser castigado todo el machismo de todo hombre.
Es como si ahora despojáramos de todas sus virtudes, aciertos y respetos a su cargos, aunque solo sean históricos, a una zarina Catalina de Rusia, o incluso a nuestra cercana Isabell II de España, por el mero hecho de tener fama – más o menos fundada – de comehombres, y haber accedido a ellos gracias a su posición superior. Esto sería un completo absurdo. Pero más absurdo es que se les despelleje solo si se hubieran llamado Catalino o Isabelo…
No es mi deseo justificar machismo alguno. Condenado sea. Pero que no paguen justos por pecadores. Y que no se acuse virtualmente sin pruebas ni garantías jurídicas ni procesales… ¿es mucho pedir?. Y, sobre todo, que no se cargue a nadie ningún sambenito gratuito por el solo hecho de ser hombre. La naturaleza dá para ejemplares putosmachos y para mantis religiosas. Desgraciadamente. Habrá que castigar sin tener en cuenta el sexo, si no el delito. Por un principio de estricta justicia… ¿o es que eso no conviene?..
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