PUES ESO MISMO...

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Ochenta científicos del mundo mundial, reunidos en Bruselas, después de la Onu, han diagnóstico recientemente que el Mediterráneo es la “zona cero del calentamiento”. Ojo, matizo: no la zona cero del cambio climático en general, si no la zona cero, repito, del calentamiento global. Es que no es lo mismo. Aunque todo esté unido y vaya relacionado, no es igual lo parcial que lo general. Un mar interior se calienta más y antes que cualquier océano. El problema es que el Mediterráneo afecta a toda Europa, y muy especialmente, claro, a los países y regiones ribereñas. Como a nosotros, los murcianos, que somos ambas cosas…

            Aquí, la temperatura sube más rápidamente que en el resto del planeta. El informe alerta del enorme riesgo climático para nada menos que 500 millones de personas – nosotros incluidos, claro – basado en tres, ya más realidades que probabilidades: sequías prolongadas, falta vital de agua dulce, y un aumento creciente y constante, y a corto plazo, del nivel del mar, con las consecuencias que ya vamos conociendo. Una de ellas es que, a mayor calentamiento del agua, mayor evaporación y, por lo tanto, mayor incidencia en frecuencia e intensidad de las gotas frías, o danas, o como sigan bautizándolas los señores metereólogos, con lo que supone de desastre económico y humano en ese sentido.

            Y la otra, es el paulatino pero in crescendo aumento del nivel del mar, que supone otra inundación no abrupta, pero a la contra que las producidas por la riada. Más lenta, menos traumática, pero tan irreversible e inevitable como las otras. O sea, nos acosará el agua de tierra que baja al mar, y el agua del mar que sube a la tierra… Y encima de todo, con tanta agua por todas partes, y no tendremos ni para regar las lechugas ni para llenar el botijo. O sea, el suplicio de Tántalo. Estas son las previsiones, una vez traducidas al lenguaje coloquial y doméstico de las causas y los efectos.

            Se me puede tachar de catastrofista. Vale. Pero los adjetivos calificativos visten, pero no cambian, la realidad. No obstante, lo que parece (y lo es) inapelable, puede ser paliable. Existe la ciencia y la técnica suficiente como para aplicarla, no para evitar, si no para paliar tales efectos. Lo que yo no sé si existe es el dinero, o los medios, o la voluntad política suficiente para llevarlo a cabo arrostrando cualquier dificultad que se oponga a sus intereses partidistas y/o personales.

            La demagogia, el voto fácil e ignorante, que es el fruto recogido por la siembra de la incultura, y las ambiciones y embustes, con que hoy se embuchan los puestos y los sueldos, es lo que dificulta que se hagan todas las infraestructuras necesarias (que poder, se puede) para lo que nos aguarda a la vuelta de la esquina… Desviaciones de cursos, colectores interconectados, diques, encauzamientos, canales, alcantarillados y depuradoras adecuadas… hasta la propia desalación del agua del mar es objetivamente mejorable. Y prácticamente abordable. Y razonadamente factible…

            Tan solo hay que cambiar los objetivos de la gente, el panycirco con que se ceba al personal. Más responsabilidad y menos lolailo… Y establecer una lista de prioridades basada en una escala de valores… Ahora bien, ¿qué es lo que el general de gente (ambos vienen de gen) valoramos en este país?... Contéstese usted mismo, please… Pues eso.

 

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