PUES NO SE ENTIENDE

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Por mi artículo en este mismo periódico (edición impresa) “La Muerte del Comercio”, y que se repite en este mismo formato digital, obtuve palmas unánimes – inédito e inaudito en esta plaza – por cierto. Pero en el posterior programa radiofónico sobre el mismo, compartido con razonables opiniones foráneas, posteriormente colgado en las redes, obtuvo la misma conformidad y unanimidad entre los opinadores en onda, como los posteriores por whatsaps, emilios y utensilios varios… Y esto no es normal. Yo creo que es la primera vez que me pasa de que todos parecen estar de acuerdo en darme la razón. Extrañísimo…

            Y resulta muy extraño, porque, entonces, si todos pensamos lo que yo exponía más o menos torpemente, entonces no me explico por qué el comercio de proximidad se nos está muriendo, al menos en esta región, al ritmo de 125 establecimientos cerrados por año, mínimo. Si los agentes que condenan (condenamos) a muerte a ese comercio, son los señalados, no entiendo que el más importante de ellos, la ciudadanía, opine de una forma y actúe de otra contraria y opuestas entre ambas. No puedo comprenderlo. De los tres actores que apuñalan al César, uno, el mismo comerciante, su inconsciencia no lo llevaría a la desaparición si sus clientes le fueran fieles; el otro, la administración, ni está ni se le espera… y el más vital, importante y necesario de todos, el ciudadano, es quien, aún dándome la razón, pone tierra por medio en el abandono de su comercio.

            Misterios de la cripta. Como personas que somos, razonamos y pensamos, y como gente (donde dejamos de ser personas) actuamos como ganado… Un ejemplo que lo ilustra y que está de actualidad, y que está de actualidad – luego vendrá otro, nos lo pondrán la zanahoria en las narices, y arrearemos – son las cuantiosas y continuas protestas del mundo de la agricultura en todas partes de España. Se quejan de que el mercado de distribución se ha convertido e una mafia, hasta tal punto que mientras a ellos les pagan una miseria por su producción, al costo doméstico se lo suben cien veces más. Un caso real: 0,02 euros el kilo de limón al productor, y 2 o 3 euros el kilo en la cesta de la compra. Y se acusa directamente a las grandes cadenas, de todos conocidas, de haber secuestrado y monopolizado el mercado productivo. Y es cierto, es la verdad… pero no toda la verdad.

            Cuando existían las tiendas de barrio, los comerciantes se levantaban de madrugada para acudir a las “CORRIDAS”, o alhóndigas, donde se proveían del producto recién cortado mediante puja, que luego vendían a su clientela. Todos ganaban los justo, según oferta y demanda, y el ama de casa compraba el producto mucho más fresco y mucho más barato. El sistema se autorregulaba por el principio de competencia… Hoy, al contrario, son esas grandes cadenas las que ocupan, dominan y abarcan todo el mercado de la distribución, compran como quieren y venden como les dá la gana… Y nada, ni nadie, ni gobierno alguno, las regula. Vale, bien, de acuerdo…

            …Pero se da la paradoja que los propios consumidores son los que forjan sus cadenas y se arrojan en brazos de estas cadenas, y se perjudican a sí mismos mantenido y engrasando este abusivo e injusto sistema. ¿Cómo?.. Pues acudiendo mansamente y en masa a comprar tales productos en tales superficies, en santa peregrinación. Es una procesión constante de amas y amos de casa y caso, que se han vuelto obtusos y obtusas a la realidad que ellos mismos se han forjado con sus práctica diaria… y que mantienen ciegamente, con sus anteojeras puestas…

            …Pero es que tampoco a los agricultores se les ocurre la instalación de grandes y estratégicas lonjas donde vender a esa ciudadanía, a sus directos clientes, sus productos frescos, sin más intermediarios ni distribuidores que ellos mismos, y donde ambas partes, productor y consumidor, quedarían beneficiados, rompiendo así la cadena abusiva de la que tanto y tan amargamente se quejan en sus manifestaciones.

            Es algo muy parecido a lo que comento y me comentan sobre lo de la Muerte del Comercio. Que no se explica que los propios apioladores vengan al entierro a darse el pésame a sí mismos. O que les regales las coronas a las víctimas. Nos lamentamos de las consecuencias pero alimentamos las causas… Yo, desde luego, no lo entiendo… ¿usted, sí?..

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php / próximo programa, día 21 Febrero: LAS OTRAS VÍCTIMAS

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