¿QUE FIESTAS..?

 

¿QUÉ FIESTAS..?

Por fin se han terminado las fiestas en mi pueblo. Ese disparate ruidoso y asalvajado en el que se han convertido. Incluso desde mi autoexilio, a tres o cuatro kilómetros, se oye el bramido tribal de lo que llaman fiesta, o de lo que se conoce por música, que es solo volumen animal, un fragor sordo, rítmico y alienante que aturde cualquier sentido racional, que es posiblemente el fin que se busca… Gracias a Dios y a esa Virgen a la que usan de excusa para hacinarse en antros excluyentes donde comer, beber, mamarse y fundirse en un ejercicio social de memez colectiva. Un santo patrocinio de telón de fondo para todo lo contrario.

                En esto han quedado las fiestas de mi pueblo, como la de tantos otros pueblos, ya que con tal ejemplo se justifica el mal-de-muchos-consuelo-de-idiotas. Es la degradación y la decadencia lo que se homologa desde un santo y dudoso vivalavirgende… en el que ya nadie cree, aunque le interese creer por motivos espurios. Es con lo que se otorga el visto bueno a los excesos, abusos y agresiones contra el resto de la comunidad por el simple y necio motivo de que son las fiestas patronales. Es la dictadura del cretinismo, la tiranía de la mediocridad…

                Me cuentan vecinos/víctimas, para que yo lo cuente aquí, sobre el volumen bestial de ruido y música que no los deja descansar, el soez griterío hasta el amanecer de los que tienen bula porque son fiestas y embrutecen y emburrecen las calles, de los vómitos y orines en las aceras, de los restos fecales los portones de las viviendas, de la supremacía dela más abyecta estupidez joven encerrados en y escandalizando desde sus cubículos sobre el vecindario… Me cuentan y se quejan, para que lo cuente, de sus llamadas repetidas a una policía municipal que ni contesta a la mismas porque tiene órdenes de un tan inexplicable como dudoso lassez faire. Yo mismo he visto contenedores a los que han pegado fuego justo en el centro neurálgico de la población, chavales tirados a las puertas de sus cubiles, con sus inseparables vasos y botellas, con pinta de zombis alcoholizados… No solo es lo peor de producción propia, es que las fiestas, estas fiestas, también catalizan la llegada de lo peor de poblaciones anejas y ajenas.

                Sé a lo que me arriesgo al escribir esta crónica feroz, esta crítica ya cansina. Alguien tiene que ser la voz de los álguienes a los que se les desprecia, de los que se les humilla, ni se les escucha ni se contestan sus llamadas. Sé que en modo alguno se va a considerar políticamente correcta. Ni tampoco consecuente… pero, ¿consecuente con quién, con quienes..?, ¿con los abusadores o con los sufridores?, ¿con los que se desatan a la burricie o con los que los soportan?.. Habría que matizar el derecho a la fiesta y el derecho a extralimitarse hasta perder tanto los principios como las formas…

                …Y, por otro lado, a la vez que me reconozco y acuso de no ser políticamente correcto, ¿qué es la corrección política?, ¿dónde está esa corrección política?.. ¿Acaso en la pantalla de asistir a misas solemnes, actos institucionales, fotos escogidas y discursos obligados… y un abúlico cruce de brazos para todo lo demás?.. ¿Quizá en bendecir la estrategia de la mayoría bárbara por la mayoría de votos?.. ¿Está basado ese sistema en el respeto mutuo?.. ¿Es más respetable el que sabe respetar o el que no quiere respetar?..

                It ist the question. Y estas son las fiestas… Y éste mi tañido de campana de cada año… Yo no toco a fiestas, yo toco a reflexión… Si es que eso fuera posible, naturalmente…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ …. www.escriburgo.com