¿QUÉ SOMOS?..

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 Existe una ley en ciencias físicas: “determinada fuerza realizada en un sentido, provoca una fuerza de igual intensidad en sentido contrario”. También debe ser una ley psíquica, o moral, o lo que sea que provoque en nosotros el problema catalán, o cualquier otro… O quizá sí, sea meramente una reacción física, material, animal, no mental. Es lo que he sentido al ver las escenas de despedida a los refuerzos de la Guardia Civil enviados a Barcelona, al descerebrado grito tribal de “¡ a por ellos, oé..!”. Es una reacción carnal, sanguina, bruta, física, pero no cerebral.

            Con ello se alimenta y justifica el cerril independentismo y se le regala munición a sus políticos irresponsables.  Es un triunfo para ellos, una baza que se encuentran, una justificación más para su desquiciado iluminismo. Les viene al pelo. Gasolina sin costo con que incendiar emociones de masas. Todo visceral. La coz del asno les es más útil que el razonamiento intelectual de nadie, pues a la gente – desprovista de personalidad propia – es más fácil moverla que hacerla pensar…

            Pensar, por ejemplo, y es un solo detalle, que los siniestros políticos fachizquierdosos que los utilizan en la algarada callejera son los herederos naturales y directos de aquellos asesinos que les pusieron una bomba en su Hipercor… ¡en la mismísima Barcelona!, e hicieron correr sangre catalana inocente en interés de su despiadada ceguera. La misma ceguera con la que ahora infectan a los zombies zumbados que les siguen (ahí tienen a Arrán, copia exacta de Jarray / copia exacta ambos de cualquier yihadista urbano). Porque hay que estar muy ciegos para no ver al mismísimo Otegui, inductor material de la masacre, ahora bajo el palio catalán abrazado a sus iguales… ¿es ésta la inteligente Catalunya?.. ¿y ésta su abducida juventud?..

            Cuando este artículo salga publicado (ha sido escrito en la víspera del 1-O) una vez pasada esta borrachera de inmundicia por su parte, y despropósitos por la nuestra, lo único que quedará en pie serán dos sentimientos, o antisentimientos, enfín, un par de cosas: el odio y la reflexión. La capacidad de odiar y la capacidad de razonar. Ojalá y la segunda sea más fuerte que la primera, ojalá…

            Una Catalunya dividida, partida en dos, desde la ciudadanía hasta en las propias familias, es el resultado obtenido por sus políticos criminales. Es su legado. Es lo que han conseguido. Y su auténtico y verdadero triunfo, para desgracia catalana. Y una España enconada, escocida contra Catalunya será el nefasto resultado de nuestros no menos nefastos políticos nacionales, su auténtico triunfo, para desgracia española. Por eso mismo hay que pensar antes que reaccionar.

            Pero eso, pensar y dialogar, no lo pueden hacer los que han librado esta guerra civil, si no otros. Los dos gobiernos están moralmente inhabilitados para ello. Y todos y cada uno de los políticos que han tomado parte están manchados. Deberían irse. Y si no lo hacen, las urnas deberían barrerlos, hundirlos, enterrarlos en la basura de donde han salido. No merecen otra cosa. Pero, claro, para eso tenemos que ser personas, no borregos…