¿QUÉ SOY... O CÓMO SOY?..

  

En mi casa me tienen por criticón, quejicón, cantaletanías y agonías… y quizá que alguna cosa más, y no bonica. Hasta mi nieta mediana me dice que soy un gruñón. Así que he decidido cerrar la boca y solo abrirla ante lo que quieran ellos hablar conmigo, si es que me interesa, y en presencia de mi abogao. Yo pregunto a los que no les importa escucharme, o leerme, si lo que critico es criticable o no lo es. Si no lo es, entonces, sí, soy un buitre tragadespojos, pero si lo es, entonces lo que soy es un denunciante, un denunciador, un mosquito trompetero incómodo como el primero…

                Y, en tal caso, habré de coincidir – digo yo, y con perdón – con Fernando Fernán Gómez, cuando dijo que “la única forma de soportarse a mí mismo es encontrar a alguien que me soporte, pues tampoco yo soporto a muchos de esos demás”, aludiendo a su bien ganada fama de cascarrabias… También decía este ilustre actor, que “la mejor medicina contra la úlcera de estómago es no guardarse una sola gota de bilis dentro, y vomitarla a las primeras de cambio”. Y que él tenía que hacerlo para no enfermar, pues, desgraciadamente, Dios lo había hecho esponja más que humano, y absorvía – que no absolvía - cuanto le afectaba (de sus memorias). También confesaba que tenía una intensa fobia a lo que él llamaba “multidudinarse”, y su horror a fundirse y/o confundirse con la masa…

                …Bien. Pues cuando leía estas cosas, me parecía estar viéndome en el espejo, espejito mágico de don Fernando el ogro, y como la reina más malvada del cuento, preguntar al jodío azogue del espejico, ¿quién es el más borde del reino?.. en la confianza de que me contestara algo así como, “sí, hay uno más borde que tú, y es el príncipe Fernangómez”, por ejemplo. Pero resulta que el buen príncipe Fernangómez, para desgracia de este país, se largó a otro sitio mejor que éste, y ya no puedo mirarme en cristal alguno que refleje a alguien mucho más grande y mejor que yo, por lo que siempre llevaré las de perder…

                Quiero decir (que no justificarme) con esto, que dentro de la infinidad de clases de personas que aquí estamos, siempre, siempre, habrá conformistas e inconformistas, bonamables y puñeteros, encantadores y jodedores, inquietos y aquimelasdentodas… no sé… Y que si los unos son necesarios para la paz y el aburrimiento del gallinero, los otros no lo son menos para hacer visible dónde y cuándo se amontona la mierda en ese mismo gallinero, ¿o no es así, o algo muy parecido..?. Pues eso mismo.

                A mí me ha tocado ser el incómodo acomodador, el malo de la apacible película de aquinopasanada. Un ruidoso titiritero, y no un silencioso títere. Y lo siento más que nadie. Toda mi jodida vida me han dicho lo bien que he hecho un trabajo que jamás me ha gustado. Pero ahí he estado. Y creo que he cumplido. Aunque siempre me ha quedado la duda si esa otra cosa que siempre quise hacer, habría sabido hacerla. Un servidor, como el malhumorado don Fernando, es lo que es. Lo del cómo es, es otra cosa, compañero…

Porque no engraso los ejes

me llaman abandonao,

si a mí me gusta que suenen

pá qué los voy a engrasar