¿QUIÉN SE CARGA QUÉ..?

  

Más de uno, y de dos, hasta tres o cuatro por lo menos, me han enviado e.mails esta Navidad, maldiciéndomelas en vez de felicitándomelas, porque, diceN, y llevan razón, que puesto que reniego de ellas, lo mejor es desearme lo contrario. Bueno… lo mejor es no desearme nada, pero enfín… Y tres o cuatro opiniones que se molesten en ello, entre un par de docenas, es multitud entre los que se callan lo que piensan. No les quitaré yo la razón tampoco a ninguno de ellos, pues cada cual es libre de creer o pensar lo que estime conveniente… faltaría más. Pero a aquellos que me achacan que ataco las esencias de la religión cristiana sí que tengo que matizarles algo que quizá ellos ignoren, pues aunque luego sigan opinando igual, que al menos lo hagan que con conocimiento de causa.

                Y es que no ataco ninguna esencia de cristianismo alguno, ninguna, dado que la llamada Navidad cristiana fue una usurpación que la primitiva Iglesia Católica hizo de las Saturnales romanas, o las fiestas del Sol Invictus, que, exactamente en estas mismas fechas, se celebraban por el cambio del solsticio, con la misma naturaleza y fruición además, con que actualmente las celebramos nosotros. Con regalos, ostentación y todo lujo de excesos, con proliferación de banquetes y orgías (el que pueda, claro), y obsequiándose mutuamente con costosos presentes. Somos, pues, un fiel reflejo de las Saturnales, eso sí, pero en ningún modo del espíritu de la Natividad de Jesús. Podemos muy bien representar la auténtica y verdadera tradición saturnalia en su más exacta versión, pero nunca, jamás, las esencias del primitivo cristianismo.

                Si todo lo que nos gastamos de más cuando nos juntamos en mutuo y fraterno agasajo, si el costo – o solo el exceso de costo - de todas las comidas de empresa, amigos, compañeros, colegas, camaradas y familiares todos, si lo que subvencionamos en fiestas, cotillones, luces, ropas, tocados y complementos y boatos, todo eso y cuanto dilapidamos en regalos inútiles de compromiso social y tontunas varias, lo juntáramos y lo enviásemos a los refugiados que se apiñan en nuestras ricas fronteras mientras se mueren literalmente de hambre y de frio, estaríamos guardando y ejerciendo el auténtico y verdadero sentido cristiano de esta cosa. Pero lo otro, no. Lo otro son las romanas saturnales, no las cristianas navidades. Con lo falsario de su belén, sus villancicos y sus hombres de ¿buena..? voluntad.

                Por eso mismo digo y afirmo que yo no me cargo nada de nada. No me puedo cargar aquello que no existe, ¿comprenden?.. Las esencias cristianas de la Navidad nos las cargamos entre todos hace mucho, muchísimo tiempo. Y nos las seguimos cargando cada año con mayor dedicación y ganas. Pero yo no… Yo solo lo cuento, aunque a muchas orejas no les guste oírlo…