REALIDAD Y ENCUESTAS
- Por miguel-galindo
- El 08/01/2018
Una de las más recientes encuestas de Metroscopia arroja que solo el 24% de los catalanes quiere seguir con el “procés”. Dicho así, con grandes letras de portada, salta la indiscreta y solapada pregunta de siempre… ¿y dónde está el otro 76% de esos catalanes?. Lógico. Normal. Pero es que, abunda tal encuesta, el 71% de esos tales catalanes prefieren buscar un acuerdo con el Gobierno, a fin de resolver el encaje de Catalunya en España. Y dice aún más: un 80% quiere fórmulas para restablecer la convivencia entre todos los catalanes. Tal cual.
Pues menos entiendo entonces las febriles declaraciones de Puigdemont en Bélgica, llamando a la guerra santa en su particular y enloquecida yihad, acentuando sus ataques a España y Europa, y lanzando, urbi et orbe de que ha llegado la hora de que Catalunya vote, además de la secesión, si quiere seguir en una UE, que, según él rebuzna ahora, no le conviene… Y van los catalanes y la mitad le dicen que oui en las urnas…
Si las cifras de Metroscopia hubieran sido ciertas, y fiables, entonces lo que aquí está haciendo aguas lastimosamente es ese gran resto de catalanes, dividido y perdido entre las idioteces de sus otros idiotas. Resulta que sí, socialistas y catalanes vieron las autonómicas en clave nacional, y si encima, como se dijo, el 60% de los votantes del PSC prefieren una fórmula de gobierno con PP y Ciudadanos… entonces, Iceta se equivocó en intentar unir con los separatista en vez de con los constitucionalistas.. ¿y los desvaríos de Sánchez en marcar distancias con ellos?..
Estrategia errada. Los partidos políticos solo obran en función de sus propios intereses, no en función de los intereses generales, ni siquiera de los intereses de sus votantes. Y sus líderes funcionan en la misma línea. De ahí el fracaso. De ahí la tendencia que reflejaba Metroscopia, y la realidad forjada por esos mismos partidos. Todos prefieren rodearse de sus militantes abducidos y a su imagen y semejanza, antes que enfrentarse a sus propios votantes. A la vista está.
Es el gran, enorme, riesgo de la democracia: la partitocracia. Cuando España como nación se ve en el peligroso riesgo de verse dividida, despedazada por sus propios perros criados en sus propios cortijos, por pseudos partidos inyectados en el sistema democrático para destruírlo desde dentro, los partidos defensores de la Constitución, sí, pero por encima de todo defensores de sus propios privilegios, no saben estar a la altura de las circunstancias. O no quieren estarlo. O no les interesa estarlo. O no saben. Y solo exhiben, una vez más, sus propios egoísmos de ombligo propio.
El secreto más oculto y escondido de los actuales antifranquistas (así se hacen llamar) es su deseo de revivir a Franco, y su ansia de resucitar el franquismo. Todos los que no son ellos y de ellos son tachados de franquistas… así de simple y de simplista. Y saben, porque lo saben perfectamente, que el franquismo en España ha salido de su tumba con un nuevo disfraz, y que son ellos mismos. Tan solo tienen que mirarse al espejo y ver debajo de sus vestidos impostados lo que hay. La cuestión está en que atinemos los demás a reconocerlos y desenmascararlos. Ahí le duele…