RECICLAR EN VERDE
- Por miguel-galindo
- El 26/06/2018
Con la celebración del Día Mundial del Medioambiente, durante una semana entera los periódicos se trufaron de suplementos y espacios destinados a tan señalada efemérides. Luego, naturalmente, desaparecen con la misma prontitud y celeridad con que aparecieron. Como en un flash back de un año a otro. Y todo queda como congelado hasta el próximo, en que de nuevo seremos sorprendidos, como en un dejá vú, vivido sin vivir en sí, como diría Santa Teresa…
Pero, mientras tanto, esa ingente cantidad de páginas verdes recogen (pues así mismo se autofinancian) multitud de anuncios verdes como el trigo verde, y verdes, verdes limón… de empresas que han hecho de la ecología y de todo lo verde un rentable negocio. Reciclajes mil, compañías de gas, aguas, eléctricas, también de construcciones, también… y de basuras, de productos eco, de laboratorios, de carburantes… hasta de químicas, que, por unas fechas, todas son encantadoramente sostenibles, ecológicas, naturales y rotundamente bíos… Sorprende, eso sí, que, con tan apabullante cantidad de organismos, empresas, compañías, servicios y productos tan cojonudamente ecos, el medio ambiente esté cada día peor, los mares hechos un asco y la atmósfera tan jodidamente contaminada. Y es que se lleva lo verde. Pero no, claro, es tan solo para tapar el contenido, es para pintar la superficie, que es marrón, y huele que apesta, con una buena capa de verde ecológico de la gama Pantone.
Lo que más se observa de este fenómeno, lo que más aflora a la vista, es el tema del reciclaje. Existen anuncios, noticias, avisos, artículos y puestas en conocimiento de reciclaje de todo. El papel, lo orgánico, lo electrónico, el vidrio, la ropa, el temido y temible plástico… Se recicla absolutamente todo, cualquier tipo de deshecho. Para todo existe su industria correspondiente perfectamente desarrollada, planificada, expuesta y ofertada…
De todo, menos de una cosa: de políticos. No existe el reciclaje de los políticos en desuso, aún siendo un deshecho altamente contaminante. Cada vez que hay un cambio de poder en el poder (valga tan tonta redundancia) una cantidad indeterminada de políticos de alta gama y baja cama, de mandos intermedios, de segundos y terceros escalones, van a la basura. Muchos, contaminados y contaminantes de por vida, vuelven a su origen funcionarial, quemados y resentidos. Otros se adhieren a las puertas giratorias como el mugre, que, enquistado, se niega a desaparecer. Otros quedan flotando en el ambiente como ghost de plástico indegradables…
Tanta industria, tanta empresa, tanta compañía, reciclante y reciclatoria, y anunciante, y a ninguna, ninguna, se le ha ocurrido la idea de reciclar políticos. Algo tan tóxico y tan peligroso, sueltos al albur, por esos contenedores de Dios sabe qué, o dónde… Si un político en activo ya conlleva un alto riesgo en sí mismo y por sí mismo, en pasivo puede convertirse en un agente latente altamente contaminante, de incalculables consecuencias. La esperanza es que hasta desactivados puedan ir a la cárcel, como algún caso reciente así lo demuestra, pero en general, no hay industria, empresa o compañía que nos dé un soplo en un ojo… Y tenemos que apechar con los riesgos… Yo lanzo la idea, por si acaso algún emprendedor… pues eso… que este negocio debe ser rentable, ¿no?.
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