RECTIFICO...
- Por miguel-galindo
- El 11/02/2022
Hace apenas un par de décadas opinaba de la alambicada frase de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, que era una solemne tontería, y que no era cierta en modo alguno (según se mirara, claro). Hoy, sin embargo, no estoy tan seguro, me digo a mí mismo, y me choteo de mi seguridad de entonces… Por eso no podemos ser axiomáticos, porque el tiempo hace madurar los conceptos muy a pesar nuestro. Actualmente creo ser más prudente, y veo que, depende de los tiempos desde el que uno mire, el pasado pudo ser mejor, o no, pero si se mira desde los tiempos de ahora mismo, cualquiera con los que comparemos del inmediato atrás, muy bien puede ser mejor, o menos arriesgado…
Porque vivimos tiempos de zozobra: el nefasto cambio climático; el auge de los populismos; el reinado de las fake-news sobre las conciencias; la inseguridad de una pandemia que no acaba; una posible III guerra mundial a las puertas de Europa; el hundimiento de la educación en valores y las humanidades… Todo hace que, ante un presente como éste, y un futuro con escasas esperanzas, y nada más lejos de ser halagüeño, cualquier mirada al pasado nos parezca mejor que a lo actual. Desde la democracia recién nacida, la época anterior fue una plomiza y oscura dictadura, y la frase parecía una estupidez. Pero la clase de políticos ciegos, ruines e ineptos a la que han degenerado en la actualidad; su beligerancia y enfermiza visión inyectada en vena como un veneno a una sociedad cada vez más aborregada y cada vez peor formada, no depara nada bueno…
¿Pesimista, o realista?.. Para pesimismo el de las gentes que elucubran con que nos están inyectando controladores genéticos en las vacunas; o que están experimentando introduciéndonos chips para controlar a la humanidad; o que las restricciones sanitarias, mascarillas, control o pasaportes inmunitarios son artificios basados sobre mentiras y cifras y datos falseados por gobiernos o magnates… ¿Acaso no estamos suficientemente controlados y autoaborregados con el consumismo y el hedonismo al que nos rendimos voluntariamente?.. es que ahí sí que nos sometemos a su manipulación y manejo… Eso sí es ser pesimista, no yo, que tan solo cuento lo que veo cada día. Y los escucho a ellos decir lo que dicen… ¡qué ganas de darse importancia!.. ¿Tanto dinero, medios y molestias para controlar un ganado que ya está sobradamente controlado por la fiesta y el mercado?.. Con ese negacionismo absurdo, lo que pasa es que nos estamos sobrevalorando a nosotros mismos, cuando tan solo somos víctimas de nuestros propios autoengaños.
En cualquier tiempo pasado, la libertad, el concepto de libertad para ser exactos, por ejemplo, era mucho mejor entendido que hoy mismo… Como se carecía de ella, y se deseaba, se buscaba y se comprendía, y se respetaba. Entonces, se sacralizaba desde el poder bunkerizado otra frase lapidaria: “no confundamos libertad con libertinaje”, que era como un freno de mano echado al ánsia de la auténtica y genuina libertad… Luego, la especie de libertad vigilada con que se nos dotó en nuestra pseudodemocracia tutelada, se convirtió en libertinaje de hacer y obrar de las clases mandantes y mangantes, y libertad condicionada para el resto de ciudadanos no adscritos a sus falsos catecismos partidistas.
Y nacen las nuevas dictaduras de lenguajes inclusivos y demás zarandajas igualitarias; y los nuevos censores de los nuevos medios de comunicación; y los nuevos controladores de conciencias; y una nueva clase a los dos extremos (de izquierda y derecha) que no te respetan ni tu libertad de opinión ni de pensamiento… Es más: los unidireccionales autómatas creen que su libertad pasa por pisotear la libertad de los demás… Son los nuevos libertinajes de cabezas rapadas por un lado, y de cabezas capadas por el otro…
Nos están fabricando ese Gran Hermano, de Orwel; ese Mundo Feliz, de Huxley. Y, lo que es peor, estamos colaborando entre todos a crearlos. Estamos entre los nuevos visionarios neonazis, reyes del falseamiento y la mentira; y unos cínicos izquierderos que proclaman “no a la guerra” pero se alinean con la potencia que la provoca, sin escrúpulo de conciencia alguno. Tanto en sus planes de sometimiento por la fuerza como a través de la violencia. Con toda su innata hipocresía barata.
Esta clase de gentuza política me demuestra cada día que me levanto de la cama, que sí, que hoy puedo decir que cualquier tiempo inmediatamente pasado fue mejor… Al menos existía ilusión, esperanza, cosas que hoy no se encuentran ni buscando debajo de las piedras. Solo existe aridez, desinformación, dejación, traición y desesperanza. O si no, pónganme cualquiera de ustedes, uno, uno solo, ejemplo, de lo contrario.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com