RECUERDOS AFRICANOS

Estoy viendo un documental en la televisión. Se llama “El explorador”, y hoy toca Marruecos y una parte del Sahara. Mis experiencias vuelan, vívidas y ágiles, a tiempos atrás. La plaza y el zoco de Marraquésh parecen que no hayan pasado el cuarto de siglo que hace que yo estuve allí… Todo se muestra invariable a cómo lo recuerdo, como si se hubiera congelado en un mismo espacio-tiempo: la comida callejera, los encantadores de serpientes, los vendedores y charlatanes, las tiendas de aromas, los curtidores, los trabajadores del bronce, el obligado regateo en el zoco… todo tan actual y tan antiguo a la vez…

La parte del desierto me arrebata a mis posteriores viajes a los campamentos de los refugiados saharauis, en Tinduff, Argelia… La visita del protagonista de la serie a la jaima de una familia, perdida entre las dunas; su encomiable y tradicional hospitalidad; el compartir, en una sola fuente común al centro, con la mano, la escasa comida que poseen; su entregada conversación, o el obligatorio ritual de los tres tés, que se desgrana en una interiorización del acto como si fuera un sacramento… el primer té, dulce como el amor; el segundo, amargo como la vida; el tercero, suave como la muerte…

Pero si algo me impactó (y esto no se puede reflejar en ningún reportaje) es que el tiempo allí no existe… Quizá es el secreto, el origen y la causa de que las cosas allí no cambien, de que todo siga igual hoy que entonces. El tiempo se vive en una burbuja inalterable, un contínuo presente, en un fluir sin fluir. No existe el luego, ni el después, solo existe el ahora, el momento, el trato, la conversación, las series inacabables de tés… Tan solo la noche rompe la cadencia eterna de los días eternos. Son los actos los que marcan los tiempos, no las horas… Yo tuve casi siete horas de conversación ininterrumpida con el Gaadí de la Wilaya de Auser, bajo la cadencia de los tés también eternos… Y ni me di cuenta del paso del tiempo.

Los que hemos tenido la suerte de vivir esa relatividad existencial, aún fugaz en el contenido de toda una vida, sabemos que las cosas no son como son, ni siquiera son como parecen ser, las cosas son como hacemos que sean… A veces nos sentimos secuestrados por un ritmo de vida tan absurdo, como falso e irreal, y sentimos vértigo, angustia y, al final, hasta enfermedad. Y creemos que es así porque debe ser así, pero eso es mentira. Cada sociedad se fabrica su propia realidad, y luego se hace esclava de su propia trampa…

Yo soy un prisionero de mi tiempo y lugar. Como todos, imagino. Pero ese “mal de muchos, consuelo de tontos”, no me consuela de nada. Ya no. Así que, cuando me siento agobiado por algún algo, me retrotraigo a mis días africanos, a mis vivencias y experiencias del Sáhara. Y me obligo a recordar lo que aprendí: que nuestra vida está hecha de tiempo y espacio, y nosotros los manejamos. Somos sus genuinos dueños, no al revés. Jamás al contrario…

Me dirán los que me lean, que menuda tabarra la de hoy… Que esto se avisa, hombre de Dios… Pero es que ese programa de “la dos” que cito al principio, me ha pillado desprevenido, y me ha raptado a otras situaciones, a otros mundos, tan cerca y tan lejos de éste; tan parecidos, pero tan diferentes; tan otros, que no son los mismos… Y qué quieren que les diga, pues que considero importante compartirlo con ustedes… aunque sé que lo que se debe experimentar no se puede contar… En fin, si no les gusta, por favor, díganmelo. Y si les gusta, por favor, díganmelo también…

Hay otros mundos, y están en éste”, dejó dicho Paul Elouard…Uno no puede escribir fuera de sí mismo. No puede sustraerse a lo que es, aunque quiera hacerlo. Y, en definitiva, cada cual es lo que ha vivido, lo que ha aprendido y desaprendido, y hasta lo que ha leído… Así que, si me leen, quizá yo pueda llegar a transmitirle, aún muy pálidamente, otras realidades de la existencia.- Si es una presunción por mi parte, entonces, perdónenme.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo / viernes 10,30 http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php