RESPONSABILIDAD HISTÓRICA
- Por miguel-galindo
- El 14/10/2019
Ustedes me van a perdonar, pero un servidor de las monjas sigue sintiendo admiración por ese país que aún es el motor europeo en cualquier sentido, y que se llama Alemania, naturalmente. Uno tiene sus filías y sus fobías – resulta inevitable – pero sigo viendo una nación que lucha por ser honesta en sus principios y consecuente con ellos, a pesar de cargar con su historia contemporánea, que no es moco de pavo y por nadie pase… Su auge económico a la vez que su práctica de responsabilidad política con respecto a Europa y a esa misma historia que arrastra, es admirable… En mi muy personal y humilde opinión, claro.
A algunos otros países, como por ejemplo el nuestro, nos están dando lecciones que, me temo, no estamos capacitados para captarlas en todo su significado. Por ejemplo: los partidos del gobierno alemán se han unido para frenar el auge ultra en su país, y que agita a todo el continente… La CDU gana en Sajonia, los socialistas en Brandemburgo, y todo pese al ascenso extremista de Alternativa por Alemania en todo el este del país… Los partidos democráticos constitucionalistas se están aliando en todos aquellos lands, ciudades y pueblos donde la ultraderecha amenaza con el asalto a las instituciones. Y forman un frente común ante tal peligro, incluso asumiendo sus propias diferencias políticas.
Vuelvo la vista aquí, y me da una envidia tremenda. En iguales circunstancias, acá los partidos, ya no sé si bien llamados constitucionalistas (tengo mis dudas) conservadores, se han apresurado a pactar con la derecha más extrema y heredera directa del franquismo, a fin de no perder sus privilegios… Es curioso, pero exactamente igual de cobardes y pusilánimes se comportaron los partidos democráticos en la propia Alemania ante el ascenso del partido nazi/onalista de Adolf Hitler, facilitándole el acceso al poder con medrosas alianzas, con lo que luego la Historia nos ha enseñado que sucedió después. Llama la atención que la nación donde se fraguaron tan trágicas circunstancias haya aprendido la lección, y en los que anduvimos en un golpe de estado y guerra civil por lo mismo, aún no la hayamos aprendido de esa misma historia…
De hecho, ellos tienen prohibido en sus Constitución los partidos de ideología nazi, y los de corte separatista, y nosotros, en cambio, no, siendo la causa de nuestros más graves problemas. Incluso, para más inri, en nuestras Islas Canarias alojamos y protegemos al líder de Pegira, nazi confeso de tal formación, ilegal en Alemania (¿?). Incomprensible, pero cierto…
Mas su lección aún va más allá. En un reciente acto público en Wielm, la primera ciudad polaca atacada por el estado nazi hitleriano, donde los presidentes polaco y alemán recordaron a las víctimas de la II Guerra Mundial, el presidente germano, Frank-Walter Stéinner, pidió perdón a Polonia por esa invasión y violación parte de su país. Todo un ejemplo, desconocido en los gobiernos del resto de Europa, de asunción de responsabilidades históricas. Y contrasta más aún en la actualidad, cuando, dentro de la propia UE, Polonia coquetea hoy con un gobierno que roza el absolutismo dictatorial, y Alemania es una democracia declarada y comprometida. Justo al revés que la Historia de entonces. Justo al contrario.
Pero la humildad y la grandeza no están reñidas cuando se demuestra que pueden andar juntas. De hecho, la grandeza se obtiene a través de la humildad, pues si no sería prepotencia, no grandeza… Y eso mismo es lo que está pasando ante nuestras narices. Lo malo es cuando no utilizamos esas narices ni para apoyar las gafas con que verlo y apreciarlo, ni para tenerlas cuando, cómo y dónde hay que tenerlas. A nosotros nos faltan las narices que a ellos les sobran.-
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