RESPONSABILIDAD O INICIATIVA..?

Con todas estas crónicas que cuelgo en los días de este digital-news, válgame la expresión a falta de otra mejor, poco a poco, lentamente, así, como el que no quiere la cosa, he ido, más que juntando, “arrejuntando”, un grupico, pequeño, variado por disparatado, y escaso pero escogido, de opinadores y aportadores de sus ideas respecto a mis escritos. Unos por e-mail, otros por las redes, otros por la calle… Y, la verdad, es ya como una especie de club, un tanto privado, donde escucho voces, familiares a veces, o donde tomo el pulso a mis aportaciones, en ocasiones “deposiciones”, y las contrasto con los que, a su vez me contrastan.

 

                Desde aquí quiero hoy agradecérselo a todos y cada uno de ellos. Si estuviera políticamente “semantizado” (también se puede considerar “somatizado”) diría lo de a todos y a todas de cada uno y cada una de ellos y ellas, pero como me parece una solemne gilipolluá, pues me van a permitir obviarlo, comentándolo solo al paso por aquello de… Pues sí, que digo que deseo enviarles mi personal y sincero reconocimiento, ya que forman como una especie de hermandad, donde el intercambio de opiniones – de ellos conmigo, claro – es de gran valor e inestimable confianza para mí. Lo que siento de verdad es que ese intercambio no sea de todos y entre todos, en una especie de vis a vis, donde las opiniones y los efluvios personales se mezclen en el gran matraz de las relaciones humanas directas, pero así son las cosas…

                Internet, las redes, y toda esa magnificencia, toda esa grandiosidad, toda esa chulería, es lo que tiene de bueno y de malo. Que cada opinante puede contactar conmigo aún a pesar de la distancia que nos separe, como si fuéramos vecinos (en cierta forma, lo somos, puesto que residimos en la misma “nube”). Si no de tabique por medio, sí de onda próxima. Pero lo que acerca tanto por un lado, nos ratifica la imposibilidad física del calor del trato directo, del cuerpo a cuerpo. Y es una pena. Porque el chat es un gran invento que sirve para lo que sirve, pero jamás, nunca, podrá suplantar, ni debe hacerlo, el contacto personal, el intercambio vocal, visual, gestual, fluídico, de piel a piel… entre seres humanos.

                Alguno que otro cercano me habla de componer un aula donde formar (y ejercer) opinión… Otros vierten música en mis oídos cuando deslizan el nombre mágico de un Ágora de Opinión, donde poder formarse e informarse. Pues sí, queridos y dilectos amigos, sí… Pero, como he dicho siempre, a mí, personalmente, me gustan las ágoras abiertas, sin desprecio de los casinillos de toda la vida. Y eso requiere un mínimo de medios, un medio de mínimos y un máximo de disposición, si se me permite la retórica…

                Los amantes, hacedores, muñidores y responsables públicos de lo que hasta ahora se ha venido en llamar cultura (que hay cultura y culturas) son los que tienen la palabra, o la obra, el “fiat”… Eso es cierto, pero los usuarios y consumidores de esa cultura son los que deben, quizá, coger la iniciativa. Y esos son pocos, muy pocos, superpocos pocoyo´s. Vamos, no sé, digo yo… Vean, por ejemplo, cuantas peñas futbolística, grupos de dominó, o sociedades de bingo, hay a lo largo y ancho de cualquier pueblo… Y cuantas de lo otro… Pues eso mismo digo.