RESPONSABILIDADES

La pandemia sigue sumando y agobiando con sus números, y el personal de calle vamos como pollos sin cabeza, sin saber a qué atenernos del hoy para mañana. Yo, cada vez observo con mayor claridad los dos extremos de la vara: los políticos, que usan la vara de regir, y los sanitarios, que utilizan la vara de medir. Los segundos son pragmáticos, solo dicen lo que ven, lo que aprenden y lo que saben, y los primeros son apañados y solo ordenan lo que a ellos les conviene… Pero, claro, como no a todos les conviene lo mismo, pues cada cual tira por donde la interesa, bien sea a él, bien a su partido, bien a ambos, o no…

El otro día estuve en la sanidad pública, ¡aleluya!, a la revisión médica de una operación que me efectuaron hace un año. Todo llega si seguimos vivos. Como me sometieron a una trinidad de pruebas, tuve ocasión de cambiar impresiones con enfermeros/as, radiólogos/as y médicos/as, o sea, profesionales de la sanidad, donde encontré una absoluta, y no tan rara, unanimidad: primero, se están llevando las cosas rematadamente mal, y segundo, necesitamos, con suerte, un año largo para poder comenzar a salir de ésta. Esa es la visión desde la óptica sanitaria…

…O sea, desde donde debería tratarse el problema, en realidad, desde los conocimientos profesionales de virólogos y epidemiólogos, puesto que se trata de la salud de la gente, y no desde las razones y sinrazones de cada político desde su estrategia de almena, por lo de mantenerse en la poltrona del poder y el coger… De ahí que cada uno, o una, maneje el pastel como le venga en gana, como la Díaz Ayuso madrileña, que se receta los cierres perimetrales de tres días por su cuenta, aunque no sirvan de nada. Y es un ejemplo, el más díscolo, entre muchos otros. Esta tipa valora más el darle en los morros al gobierno central que la salud de sus ciudadanos, y su “comité de expertos” (aquí, cada cual tiene el suyo) son donángeles siseñores de estómagos agradecidos que conforman su cohorte y le hacen la corte. Así también Catalunya compone su confinamiento, que es un confinamiento, y así mismo cada una de las 17 taífas d´este malhadado reyno, con sus cada uno de sus reyes taifeños.

Mientras tanto, pues eso, cada califato hace de su sayo un hato, al igual que cada gata se lame su pata… Cuando este comentario salga a la luz, la noticia ya estará sobrepasada, pero es que acabo de enterarme: Aquí, de momento al menos, se crean Comisiones Coordinadoras con una prodigalidad asombrosa. Un nuevo centro, el Cecor, se constituye para la coordinación perimetral regional y de los 45 municipios murcianos. Igual que en cada uno de esos municipios se constituyen a la vez y al mismo tiempo, sus correspondientes Mesas de Coordinación Municipal… ¡ oh yeeaaah!, para vigilar que toda quisquilla cumpla las normas y no nos salgamos del palangre… Pero siguen faltando los medios para cumplir tales cometidos. Todo se vá en nombres y siglas, en fotos y postureo…

…Por que, óiga, mire, yo bajo al pueblo una vez por semana a cumplir con mis compromisos y recados, veo a docenas y docenas de personas desenmascarilladas y semienmascaradas, pero no veo un solo guardia, ni uno, por el mismísimo centro urbano, cumpliendo con la labor de vigilar, solucionar y ejemplarizar. Nada. Cero patatero. Ni un jodido dron que sobrevuele y sirva de advertencia y cierraculos… La lógica establece que primero se han de disponer de los medios técnicos y humanos, y luego se “comitea” la coordinación de tales medios. Pero la política establece que es al revés: primero el selfie, que salga en todos los medios a nuestro alcance, que son todos, y luego, ya veremos de apañarnos con lo que (no) tenemos…

Por esto, y no por otra razón, aunque también las hay, de mi insistencia en el error que supone gestionar una pandemia con criterios políticos, y no desde perspectivas médicas y sanitarias, a cuyos expertos reales se ningunean. Porque todo se nos va en postureo de TBO y en rentabilidad de urnabilidad… Esos profesionales sanitarios (no confundir con autoridades sanitarias, pues no es lo mismo) serían los llamados a tomar decisiones, y todos esos políticos y autoridades serían los llamados a hacer que se cumplan. Así es como hay que afrontar el problema, y no al contrario. Pero en esto, como en tatas cosas, no se contempla el sentido común, si no el sentido de la rentabilidad política. Por otro lado, se está jugando con la paciencia y la conciencia de los ciudadanos, que ya están – valga la redundancia – al borde de tirarlo todo por la borda, y que sea lo que Dios o el virus quiera. Al final, es que cada cual tiene su propia responsabilidad. Nosotros cumpliremos con la nuestra, pero, por favor, que cumplan ellos con la suya, que para eso nosotros pagamos, y ellos cobran…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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