RETROAVANCE
- Por miguel-galindo
- El 10/12/2020
Progresamos hacia atrás. Hace poco me enteré de la existencia de un nuevo deporte, o de una nueva modalidad de lo ya inventado, no sé… Creo que se llama Retrorunning, o algo así (si no se inventa en inglés, ni es invento, ni es nada, ni siquiera existe), y consiste en correr hacia atrás, como los cangrejos. Ignoro si, al correr de espaldas ganará el que llegue el último – según se mire, claro – pero me doy cuenta que es el paradigma del mundo actual. Que el “retro” es la tendencia de una sociedad que avanza hacia atrás, creyendo que son pasos hacia delante…
Por ejemplo, el que desde hace unos años hayamos instaurado en los gobiernos de las naciones democráticas fuerzas políticas retroactivas (las hemos elegido nosotros, nadie nos las ha impuesto) que nos hacen retroceder en el tiempo y en las mentes, y que destruyen los sistemas democráticos desde dentro. Desde los países más poderosos, como EE.UU., hasta los más mediocres, como el nuestro, hemos incorporado tipos que defienden ideologías reaccionarias y populistas, y que van desde la extrema derecha a la izquierda extrema, con unos discursos retrógrados que, eso mismo, nos retrotraen, valga la redundancia, a esquemas del nazismo o a modelos del estalinismo…
Si es en economía, la apariencia de crecimiento contínuo nos está llevando a la ruina, en la realidad. Han aumentado las desigualdades sociales hasta extremos inconcebibles, y va en progresión. Hoy la riqueza se reparte en apenas el 15% de los ricos y la pobreza supera el 90% restante, en constante gradación (yo diría degradación, pero, bueno…). Y todo ello, basado en un modelo de consumismo atroz y desbocado, y de esquilmar los recursos naturales en una espiral suicida que nos está abocando a desastres naturales (cambio climático) y pandemias derivadas (coronavirus) como lo que estamos sufriendo. Esos dos malditos ejemplos son parte de las “Metas” de este Retrorunning en el que competimos toda la humanidad. Unos, voluntaria y entusiastamente, otros, inducidos, y otros, arrastrados, pero todos corremos hacia atrás…
Y somos tan ciegos que creemos que vamos hacia adelante, sin darnos cuenta que la naturaleza no nos ha dotado de ojos en la nuca, ni la técnica de espejo retrovisor en el culo… Naturalmente, llegados a este punto de retroceder avanzando, ya solo nos queda teorizar para poder justificar. Y teorizamos sobre la política, para justificar la presencia de nuestros Trumps, Orbans, Bolsonaros y otros monstruos menores. Como teorizamos sobre la pobreza y la riqueza desde una economía hedonista que cada vez tiene menos justificación. Teorizamos sobre sistemas de salud, intentando justificar la cada vez mayor división y distancia entre los científicos y los políticos. Teorizamos sobre un sistema de pensiones a punto de estallar. Teorizamos sobre el calentamiento global justificando la destrucción en nombre de la sostenibilidad…
Muchas ong´s, las asociaciones de ayuda de cualquier tipo, los bancos de alimentos, o los “sinfronteras” de cualquier actividad se convierten en bienintencionados parches que intentan mantener en pie un modelo neoliberal que se tambalea, porque ha perdido la cimentación moral sobre la que se sostenía, y que hoy es un inestable esqueleto a punto de derrumbarse sobre sí mismo. Hemos ido progresando hacia atrás. La existencia de buenos samaritanos solo se explica en sociedades desiguales e injustas de escabrosos chamarileros. Existen porque esas sociedades no han empleado sus recursos de riqueza en eliminar la pobreza, si no que han provocado esas carencias por repartirse los beneficios en ciertos bolsillos…
Sánchez Ferlosio acuñó una frase: “seguimos progresando hacia el mal”. Yo digo, como en este nuevo deporte, lo que al principio de este artículo, que adelantamos hacia atrás. Lo del mal o el bien es un concepto que nosotros mismos hemos trastocado en esta carrera de cangrejos, y lo entendemos al revés de cómo es: progresar es bueno, retroceder es malo, y progresar retrocediendo es peor…
Sí, ya sé… no deja de ser una teoría. Yo también teorizo. Pero existe un mecanismo de lógica interna en todo esto que cada vez se vé más claro y nítido… Tanto, que el que no es capaz de verlo es porque no quiere, o porque lleva un dorsal en su retrorrúning con el número cambiado que le impide ver.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php