SUICIDIO DEMOGRAFICO
- Por miguel-galindo
- El 10/07/2019
En una sola década, los nacimientos en España se han desplomado un 30%, según datos del propio Instituto Nacional de Estadística. Una auténtica burrada. En ese mismo periodo, la media de hijos por mujer también ha bajado un 20%, y la edad media de alumbramiento de las madres ya es de 31 años. Otra barbaridad. Casi que, generacionalmente, ya no se tienen hijos… directamente se tienen unos pocos nietos. Añadan a eso que, ya desde 2.018, las muertes en nuestro país superan a los nacimientos en 56.000 individuos, nada menos… En un par de décadas bajaremos más de un millón de habitantes, la población será bastante más vieja, los jóvenes escasearán y no se podrá mantener el sistema.
Ya se puede decir que, si se mantiene esta tendencia, se está estableciendo una pirámide poblacional tan estrecha en su base, que hace prever, cada vez con menos dificultad y sin temor a error, una tormenta demográfica perfecta, con unas consecuencias brutalmente negativas para los que aún anden, dentro de un cuartillo de siglo, por esta castigada piel de toro. Y no podemos echarle la culpa a nadie. Seremos directamente responsables de nuestras propias – y gravísimas – dificultades. La volatilidad con que actualmente nos planteamos la vida, el egoísmo y el hedonismo, el sistema de derechos sin obligaciones, la irresponsabilidad, es la soga que estamos tejiendo, nudo a nudo, con la que mañana nos ahorcaremos… Y ya pueden sacar los mezquinos matrimonios de hoy cuantas cuentas quieran, son solo sumas y restas secuenciales, matemática pura, para que el resultado sea inapelable.
Pero es que esta voluntaria ceguera, viene, encima, adobada con el dramático tema de la inmigración. No solo estamos disminuyendo en número y aumentando en edad, y, por lo tanto, en discapacidad, sino que, además, y perdónenme la crudeza pero es así, estamos ahogando y enterrando ignominiosa y criminalmente en el Mediterráneo la solución a nuestro problema. O sufragando a sicarios vecinos para que los eliminen de nuestras fronteras.
Disculpen que lo exponga así, pero así son las cosas… Naturalmente que, llegados a este punto, y desde la perspectiva que me otorga la edad, me maravilla la poca claridad con la que piensan, tanto los aspirantes a saltar a España como los obnubilados a no soltar a España. En realidad no hará falta asaltarla ni defenderla. Simplemente irán ocupando un país cada vez más vacío, envejecido, débil e inútil. Todo es cuestión de tiempo y paciencia, de sentarse a esperar, pues se lo estamos poniendo “a güevo” más que a huevo…
Entiendo que a los primeros les corra prisa, pues las tripas urgen, claro… Pero no entiendo que a los segundos no les corra prisa aprovechar esta solución de movimientos demográficos naturales que se nos presenta, para evitar la muerte por suicidio de un país a la vez que se ayuda a comer a otros. Y más, de un país cuya Historia nos enseña que hemos sobrevivido siglos y milenios, en base a una continua y gradual mezcla de razas, con las que hemos formado nuestra identidad de pueblo o nación… No, no se entiende.
Parece que, además de estúpidos suicidas, somos lerdos culturales, que nos encanta presumir de ser los mejores en todo, pero que de lo único en que somos auténticos campeones es en ignorancia…
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